Truena AMLO contra la Corte. Llama a votar en el 24 para alcanzar mayoría calificada

¿Dónde está el equilibrio de poderes? Pero está bien, “Vivimos momentos estelares”
LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Hay, por lo menos, una grave contradicción en las, por lo demás, esperadas reacciones del Presidente ante la histórica decisión, casi unánime, de la Corte (incluido el voto del ministro Zaldívar), de enmendarle la plana a su “Plan B”, mediante el cual el mandatario pretendía minimizar la capacidad de difusión de la obra de Gobierno de municipio y estados, restringiendo el presupuesto en la materia casi a cero, y asfixiando económicamente, de pasadita, a innumerables medios de comunicación que dependen de ese tipo de “convenios de publicidad“. De igual forma, la Corte impidió que se eximiera a funcionarios en asuntos de uso ilegal de recursos en campañas políticas, tema en el que don Andrés, contra todo el meollo de sus discursos, se pinta solo.
“No tiene remedio el Poder Judicial, está podrido. Están actuando de manera facciosa, imagínense componerle la plana al Poder Legislativo“, reclamó el Presidente en La Mañanera.
AMLO estaba furioso, hacía malabares verbales en la frontera de la delincuencia electoral al llamar al voto ciudadano para alcanzar mayoría calificada en el Congreso para que, en la próxima Legislatura, pueda plantear un paquete de reformas constitucionales, lo que constituye la esencia de su llamado “Plan C”. En el contexto de las elecciones que se celebran en el Estado de México y Coahuila, ese llamado constituye una clara muestra de uso de recursos públicos (de La Mañanera) para promocionar ilegalmente a un partido político (Morena).
Ayer, la reportera de un diario local del Valle de Toluca desperdició la oportunidad de cuestionar al Presidente en la conferencia de prensa al preguntarle su opinión sobre las trapacerías que el ex vocero de Alfredo del Mazo, Jorge Pérez Zamudio, cometió al inducir entre los medios financiados por la Coordinación de Comunicación Social del GEM, notas negativas contra la candidata opositora Delfina Gómez.
La respuesta del Presidente era obvia, “no me meto en esos temas”, cuantimás que el torpe vocero fue echado de su puesto justamente por ese motivo, lo que revela con claridad la existencia del pacto de cesión de la plaza, porque bastó una queja de Horacio Duarte para el fulminante despido de un vocero que durante años hizo de las suyas sin que se le castigara, como cuando dejó en claro, en una entrevista con SinEmbargo, que la famosa Tarjeta Rosa de Alfredo del Mazo fue utilizada como un mecanismo “muy ingenioso” -así dice en la entrevista- para convertir a las mujeres más pobres de la entidad en matraqueras digitales del mandatario.
Si Ale del Moral, desde sus estratégicas posiciones en la presidencia del PRI estatal y en la Secretaría de Desarrollo Social (que intercambió con el actual líder priista, Eric Sevilla), fue parte activa de ese fraude -confesado públicamente por el propio vocero del gobernador-, cuando no hablaban de otra cosa que de la tarjeta rosada, es perfectamente legítimo preguntarse si la siguen usando ahora, en la campaña, con ese propósito poco menos que perverso y, a todas luces, ilegal.
Pero volviendo al tema de la furia presidencial contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es muy contradictorio que don Andrés celebre que vivimos “tiempos estelares” porque nunca se había visto que la Corte le enmendara la plana al Presidente -“pues los ministros se comportaban como sus empleados”- y luego lamenta textualmente: “Yo pensaba que podíamos reformar al Poder Judicial, pero está podrido. No puede el Ejecutivo. Tiene que ser el pueblo. Que la gente decida si se eligen a los ministros y luego a magistrados y jueces”.
¿Por fin? ¿No que había que celebrar que la Corte funcione como contrapeso?
¿Ahora quiere reformarla para que vuelva a ser esclava de los designios presidenciales?
Salvador García Soto apunta en su destacada columna Serpientes y Escaleras de El Universal:
“Sería bueno que al presidente le dieran a leer varios de los argumentos que esgrimieron ayer en su votación los 9 ministros que decidieron invalidarle la primera parte de sus reformas electorales, a ver si entiende algo del papel autónomo de la Corte y del equilibrio de poderes que tanto le cuesta aceptar”.
“La ministra Margarita Ríos-Farjat, que votó por la inconstitucionalidad, hizo una de las mejores argumentaciones defendiendo las facultades de la Corte como “árbitro constitucional” para resolver disputas y diferencias entre los actores políticos y para revisar la constitucionalidad de procesos legislativos, sin que eso signifique invadir a otro poder”.
“… Si el entripado presidencial es fuerte, más vale que los médicos militares que cuidan al presidente le vayan recetando dosis más altas del “amlodipino” que él mismo les recetaba a sus contrincantes en campaña, porque si ya le anularon la primera parte, es casi seguro, que con el mismo criterio, la Corte vuelva a invalidarle el segundo paquete de su en las próximas semanas”.