¡Lenia Batres encabeza encuesta para presidir la SCJN! AL GRANO. Por Jesús López Segura

Le sigue Yasmín Esquivel. ¡83% de la población no tiene la menor idea de quiénes son los candidatos!
Como una parodia grotesca del proceso democrático, Lenia Batres encabeza las preferencias para presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), según la primera encuesta realizada por Enkoll para El Universal. Con una holgada ventaja, este personaje de vecindad, típico de La Familia Burrón —célebre más por su ignorancia que por su dominio del Derecho— se perfila para ocupar el cargo más alto del Poder Judicial en un país que ha logrado desterrar por completo de la administración pública la capacidad, a fin de suplirla con la devoción y el culto a la personalidad del líder, al más puro estilo stalinista.
A su zaga marcha Yasmín Esquivel, la ministra plagiaria que ya dejó su huella de deshonra en la institución. Entre gritos, plagios y mediocridad, parece que la Corte está condenada a caer a sus peores niveles históricos, incluso cuando los ministros eran impuestos por el Ejecutivo en turno mediante el dedazo descarado, sí, pero al menos en esos tiempos presuntamente “superados” la lealtad era compensada con un mínimo de capacidad. El cuidado de las formas impedía entonces que al agravio de la imposición se añadiera el insulto.
El sondeo, realizado casa por casa, replicó las condiciones de votación que se vivirán el 1 de junio, pero dejó en evidencia un escenario patético: con 33 mujeres y 31 hombres en la contienda, el voto está pulverizado y la ignorancia generalizada. De hecho, 83% de la población no tiene la menor idea de quiénes son los candidatos. En otras palabras: una sociedad que no sabe a quién elige, elegirá a quien menos debería.
En la rama femenina, Batres se lleva 25% de la preferencia efectiva, seguida por Yasmín Esquivel y Olivia Aguirre, con 18% cada una. Más rezagadas, Marisela Morales, Natalia Téllez y Loretta Ortiz se pelean las sobras. En el bloque masculino, Hugo Aguilar apenas lidera con un raquítico 20%.
El desinterés es tan grande que apenas 16% de la población podría participar en una elección que marcará el futuro del Poder Judicial y la derrota definitiva del equilibrio de poderes. La mayoría de los votantes no sabe siquiera cuándo será la jornada electoral.
Así, con una boleta saturada, un electorado desinformado y un nivel de participación minúsculo, México se encamina a coronar en la Suprema Corte a una mujer que desconoce las leyes que debería defender o, en el mejor de los casos, a una ministra marcada de por vida por el plagio.
Una tragicomedia institucional servida en bandeja de votos ignorantes.