Junta de Caminos del Edomex: Carreteras desastrosas y bolsillos llenos

Ariel Juárez: Enriquecimiento ilícito, nepotismo y opacidad patrimonial
El director de la Junta de Caminos del Estado de México, Mario Ariel Juárez Rodríguez, se ha convertido en el emblema perfecto de la contradicción: presume una vida de lujos que no se explica con sus modestos salarios como servidor público, mientras las carreteras a su cargo parecen campos de batalla, plagadas de cráteres que ponen en riesgo a automovilistas todos los días.
Azucena Uresti abrió su programa del pasado miércoles en Grupo Fórmula con los señalamientos de enriquecimiento ilícito, nepotismo y opacidad patrimonial que pesan sobre este funcionario mexiquense. El reportero Leopoldo Espejel documenta una larga lista de anomalías que, hasta el momento, Juárez Rodríguez ha preferido esquivar en silencio.
El contraste insultante
La llamada “austeridad republicana” que la presidenta Claudia Sheinbaum exige a sus colaboradores parece no aplicarse a ciertos personajes. Juárez Rodríguez, con antecedentes de activista sindical en la UNAM, diputado federal y local, alcalde de Cuautitlán y hoy funcionario estatal, ha acumulado denuncias de despojo, vandalismo y violencia política de género, además de contratos sospechosos otorgados a amigos durante su gestión municipal.
Mientras tanto, su patrimonio incluye vehículos de más de dos millones de pesos y presuntas propiedades que difícilmente cuadran con su salario actual de unos 70 mil pesos mensuales. El contraste es tan burdo como insultante: mientras él amplía su garaje, los mexiquenses circulan entre baches que parecen trampas mortales.
Calles destrozadas y promesas huecas
El Estado de México destinó este año alrededor de 3 mil 200 millones de pesos a la Junta de Caminos. Sin embargo, el 70% de las vialidades estatales sigue en condiciones deplorables. El pasado 30 de junio, Juárez Rodríguez firmó convenios con alcaldes de Naucalpan, Atizapán, Tlalnepantla, Cuautitlán Izcalli, Tultitlán y Tepotzotlán para rehabilitar calles. Pero a la fecha, los automovilistas no ven más que la misma cinta asfáltica destruida.
El silencio y la incongruencia
Ni Juárez Rodríguez ha querido dar la cara —se negó a responder a las solicitudes de entrevista— ni la gobernadora Delfina Gómez ha marcado una postura clara sobre el asunto. Fue la propia Sheinbaum, desde su conferencia del 13 de junio, quien tuvo que ordenar la revisión de los recursos asignados a la Junta de Caminos.
Una pregunta inevitable
¿Qué hace un funcionario con este historial todavía en funciones? La respuesta parece residir en la impunidad con la que ciertos personajes siguen operando en la política mexicana: blindados por silencios cómplices, intocables hasta que el escándalo rebasa las fronteras del Estado de México y llega al escritorio presidencial.
Azucena Uresti lo resume con ironía brutal: hoy, viajar por el Estado de México es un verdadero desastre, y lo es no sólo por las carreteras destrozadas, sino por quienes, en vez de repararlas, parecen más ocupados en pavimentar su propio enriquecimiento.