
Trabajadores del SAT, Pemex, Banxico y la CFE, podrán portar armas. ¿Y los periodistas, apá?
Por Jesús López Segura
Mientras periodistas son asesinados impunemente, madres buscadoras escarban fosas clandestinas con las uñas y defensores de derechos humanos claman por protección que nunca llega, la Cuarta Transformación ha encontrado a quién blindar con armas de fuego: a sus burócratas. Sí, la nueva prioridad del gobierno es dotar de pistolas a empleados del SAT, Pemex, Banxico y la CFE. Porque, al parecer, perseguir contribuyentes o leer informes macroeconómicos es más peligroso que enfrentar al narco.
Con 476 votos a favor y apenas dos abstenciones, la Cámara de Diputados aprobó una reforma —concebida desde el sexenio de López Obrador— para permitir que funcionarios de empresas paraestatales y organismos autónomos puedan portar armas. ¿El pretexto? Funciones de seguridad. ¿La realidad? Un Estado que desconfía de su pueblo, pero no duda en armar a su aparato burocrático.
Que no se diga que la 4T no protege… al sistema. Mientras periodistas siguen siendo blanco fácil en el país más peligroso del mundo para ejercer esa profesión, y mientras los programas de “protección” para activistas y buscadoras siguen siendo tan inútiles como un chaleco de papel en una balacera, los funcionarios públicos podrán andar armados —eso sí, tras justificar su miedo— como si México se jugara en una guerra entre facturas fiscales y transformadores eléctricos.
Y, por si fuera poco, se suman los ejidatarios y jornaleros, que ahora podrán tener una escopeta de cualquier calibre o un rifle calibre .22 en casa, porque ya sabemos que el crimen organizado tiembla cuando ve una carabina oxidada en una parcela. Eso sí, que ni se les ocurra tener una pistola impresa en 3D o una pieza no registrada: el Estado será permisivo con los suyos, pero implacable con los demás.
¿Y la Sedena? También sale ganando, pues se le otorga control absoluto sobre permisos, cancelaciones y licencias para portar incluso armas automáticas de uso militar. Un paso más hacia la militarización velada del país, disfrazada de “seguridad institucional”.
La 4T no necesita una Guardia Nacional para militarizar al país cuando puede armar a su burocracia con reformas como esta. La pregunta es: ¿cuánto falta para que el burócrata armado sustituya al policía ineficiente? ¿O será que la transformación se construye a balazos… pero sólo desde el escritorio?