Carlos, Neto y Titino. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

La proyección de ganancias bancarias durante la 4té es de 2.7 billones de pesos, ¡el costo histórico del Fobaproa!
Carlos Salinas de Gortari heredó a Ernesto Zedillo el llamado “error de diciembre“, justificación que Don Neto usó para el “rescate bancario“, con un costo original aproximado de 70 mil millones de dólares. Ahora, más de un cuarto de siglo después, Don Neto y doña… Claudia se arrojan ofensas al rostro, pero sin ir al fondo del asunto.
Desde 1995, el Fobaproa (posteriormente IPAB) simboliza el mayor rescate financiero en la historia de México. Un salvamento público de deudas privadas bancarias tras la crisis del “error de diciembre”. Casi tres décadas después, mientras los ciudadanos siguen pagando esa deuda (habiendo triplicado ya el monto original), los bancos operan con márgenes de ganancia récord. Si comparamos la deuda histórica generada por el Fobaproa con las ganancias acumuladas del sector bancario mexicano bajo los gobiernos de AMLO y Sheinbaum, los resultados ponen los pelos de punta.
El costo original estimado (1999) del Fobaproa era de 552 mil millones de pesos. El monto transferido al IPAB (deuda pública consolidada) ronda la suma escalofriante de 1.1 billones de pesos, pero el costo real con intereses acumulados para 2024, alcanza los 3 billones de pesos, con la deuda convertida en bonos pagaderos a 30 años o más.
Hasta la fecha, el IPAB sigue siendo fondeado anualmente con recursos del Presupuesto de Egresos de la Federación. De acuerdo con estimaciones de la Auditoría Superior de la Federación, se han pagado más de 1.2 billones desde 2000, pero la deuda no ha desaparecido, ni siquiera se ha cubierto la mitad de la misma, mientras el obradorismo ha permitido que la banca mexicana, en manos de extranjeros “rescatados” con nuestros impuestos, se siga enriqueciendo hasta la ignominia con altísimos costos financieros para sus “servicios” que ni siquiera les permiten en sus países de origen.
La banca comercial mexicana está altamente concentrada: 5 bancos generan el 70% de las utilidades (BBVA, Banorte, Santander, Citibanamex y HSBC) y, a pesar de fanfarronadas retóricas, tomadas de los manuales de izquierda, como la de “primero los pobres“, no se han impulsado impuestos adicionales ni políticas que graven estas utilidades de forma significativa.
La deuda generada por el Fobaproa equivaldrá a las ganancias de los bancos (proyectadas hacia el final del gobierno de Sheinbaum si mantiene la misma política que su antecesor, como ha hecho hasta ahora). Sin embargo, mientras los costos del Fobaproa los absorbió el Estado con deuda pública, las ganancias bancarias no han sido sujetas a reinversión obligatoria ni redistribución social.
La narrativa de “rescatar a los bancos para estabilizar al país” contrasta con el hecho de que décadas después, los mismos bancos operan con márgenes históricos de ganancias fobaproicas, lo que el obradorismo incluso celebra públicamente como “un gran logro de su administración”.
El Fobaproa no fue solo un rescate: fue la privatización del riesgo y la socialización de la deuda. Y a pesar de los tonos grandilocuentes del “humanismo” cuatrotero, las ganancias bancarias han crecido sin freno, incluso más que durante gobiernos abiertamente neoliberales. En otras palabras: la banca no solo fue rescatada, sino empoderada y blindada frente al poder político.
Si en 1995 el pretexto fue evitar un colapso, en 2025 no hay excusas: los bancos podrían devolver parte de lo que el pueblo pagó por ellos. El Estado mexicano, sin embargo, parece más cómodo celebrando cifras récord que regulando el exceso.
Las escaramuzas verbales entre don Neto y doña… Claudia, deberían tomar esto en cuenta, como diría el consigliere del Padrino: “Take this into consideration”.
P.D. Y como se aprecia en el siguiente video, AMLO planeó esta traición al pueblo de México desde que andaba en campaña y por eso vetó la intención de Ricardo Monreal de meter regulaciones a la banca, en su primer manotazo al equilibrio de poderes cuando aún no era Presidente.