viernes, noviembre 28

Con errores, pero la operación Gertz fue un éxito… hasta ahora. AL GRANO. Por Jesús López Segura

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La lógica política indicaría ir por la cabeza de Adán Augusto, pero ¿a Sheinbaum le tiembla la mano?

México debería estar de plácemes. No por haber ganado el concurso de Miss Universo de la forma en que se fraguó, o por ser sede mundialista con un entrenador que apesta y una selección que no da una. Deberíamos celebrar con auténtico regocijo que, finalmente, alguien tuvo los arrestos de mandar a las Islas Fiyi a un verdugo siniestro de la justicia mexicana: Alejandro Gertz Florero (como le he dicho siempre, y no solo ahora que tantos disfrutan haciendo leña del árbol caído).

Ayer un amigo periodista me decía que no ve en el panorama a nadie capaz de encabezar la Fiscalía con un mínimo de decencia. Otro gran amigo político, con enorme sentido del humor, me mandó un emoji cagándose de risa por la pregunta que hice sobre si el fiscal mexiquense, José Luis Cervantes, podría sustituir a Gertz. Si dejara de lado los hábitos que me restringen como modesto analista independiente, diría que si yo fuera Presidente pondría a Anabel Hernández como fiscal general. En cuyo caso, seguramente, mis propios amigos me tacharían de loco.

¿Pero no es aún más descabellado pretender imponer a Ernestina Godoy cuando se supone que la FGR es autónoma? ¿Cómo piensa doña Claudia, con todo respeto, zafarse de los señalamientos que perseguirán a su fiscal como “carnal” cada vez que emprenda una investigación seria que incomode a la pandilla primorosa? ¿Por qué cree usted, querido lector, que AMLITO puso el grito en el cielo ante la destitución de su amigo y protector Gertz Florero?

Sabemos que a los titulares del Ejecutivo —sean del partido que sean— siempre les ha importado un cacahuate que los acusen de autoritarios. Imponen su voluntad y punto, aunque violen las más elementales normas y leyes sobre moralidad, nepotismo o corrupción. Pero hoy las cosas son distintas. Hay una guerra abierta entre Sheinbaum y AMLO por la emancipación de la presidenta respecto del yugo que su mentor le impuso para ejercer un inequívoco maximato desde Palenque. Y esa es una verdad tan diáfana que resulta incomprensible que analistas profesionales —a los que Sheinbaum llama “comentócratas”— no la pongan como premisa central de su trabajo.

El primer gran error de Sheinbaum fue admitir que ella le propuso a Gertz aceptar una embajada. Ahora tendrá que explicar por qué hizo ese ofrecimiento, o quedarse callada cada vez que se lo pregunten, dando pie a toda suerte de especulaciones. El guion que le dieron a la mandataria debería haber expuesto que fue Gertz el que pidió la embajada —donde fuera— porque estaba cansado y enfermo, o porque ya estaba harto de simular.

Cualquiera podría especular, por ejemplo, que Claudia decidió correr a Gertz sin señalarlo de inepto o corrupto —como causas graves previstas en la Constitución—, es decir, con mano generosa para no molestar a AMLO, porque Nosferatu ya le había colmado la paciencia a Harfuch, como antes lo hizo con el extitular de la UIF, Santiago Nieto Castillo. Pleitos memorables expuestos con precisión por el gran analista internacional Edgardo Buscaglia, a quien AMLO echó del país con probable base en arreglos inconfesables.

El segundo error será no cercenar la cabeza del líder moral de La Barredora, quien podría hacerle la vida imposible desde el Senado, incluso rechazando la salida de Gertz, dique protector que lo mantiene libre —contra todo pronóstico civilizatorio— igual que a varios miembros de la pandilla obradorista, incluido el propio Señor de Palenque.

El tercer error será imponer a Godoy, una dama que podría ser una gran fiscal “autónoma” de no ser un conocido cuadro íntimo de la Presidenta, lo que la descalifica de entrada para cualquier presunción de independencia o “autonomía”, si es que se quieren hacer bien las cosas, desde luego.

Por eso no me pareció desatinada la mención del fiscal mexiquense como posible candidato en la columna de ayer de Mario Maldonado. Cervantes ha realizado varios megaoperativos muy eficaces de la mano de García Harfuch, lo que presagiaría una colaboración extensa, esa misma que dice buscar la Presidenta, como lo reiteró esta mañana al insinuar sus motivos.

Independientemente de los señalamientos sobre su pertenencia al cuestionable grupo de Los Primos, Cervantes ha sabido actuar como un profesional en el marco del gobierno morenista de Delfina Gómez, y no sería mal visto por la oposición, donde —como Gertz— tiene intereses si no inconfesables, al menos bastante discretos con numerosos priistas.

Sea lo que fuere, la mandataria se mostró angustiada esta mañana y muy insegura en sus declaraciones —cuando debería haber reflejado un gran orgullo por su valiente decisión—, lo que empaña la memorable hazaña de haberse deshecho de un personaje tan nefasto como Gertz. Y por ello deberíamos apoyarla para que siga adelante con sus esfuerzos encomiables por sacudirse el yugo de Palenque.

¿No cree usted?

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