Despide la Corte como héroe al principal responsable del desastre: Por Jesús López Segura / La Versión no Oficial
Fumiga Navarrete todo vestigio hidalguense en Gobernación
https://youtu.be/uWsj8uTj8DA
Si Miguel Ángel Osorio Chong hizo -o no- un buen trabajo en la supersecretaría de Gobernación, eso no parece importarle mucho al Presidente Enrique Peña, su “amigo” y, hasta ayer, su jefe. Lo único que cuenta es que asumió con decoro institucional su derrota en la grilla sucesoria, protagonizada desde el inicio del sexenio contra el grupo mexiquense comandado por Luis Videgaray. Se retira Osorio con la gracia de un oso herido a lamer la peor herida de su vida. Videgaray logró colar a su gente, Meade en las preliminares y Nuño en la gran final, si es que logra su objetivo: hacer como que ayuda mientras desbarranca al candidato.
¿Cómo es posible que el coordinador de la campaña (del subcoordinador Eruviel mejor ni hablo) deje pasar la pifia de un “amoroso” discurso de fin de año, donde Meade y su esposa se comprometen a mantener la mesura, tolerancia y el amor navideño durante el resto del año pero, a los pocos días, lo pongan a gritar ¡Fuera! ¡Fuera! con una saña que se asemeja mucho a un discurso de odio contra sus adversarios?
¿Cómo es posible que le incrusten al saltimbanqui Javier Lozano, porro intelectual, prototipo del discurso de odio, como vocero? Sólo alguien muy interesado en dañar a su candidato, o de plano muy torpe, podría dejar pasar semejantes aberraciones de imagen.
Pero, volviendo al tema, la grilla para mantenerse en el poder es lo único que realmente vale para quien se asume no como jefe de Estado, sino de su partido político. Parece importarle un bledo a don Enrique Peña que Osorio Chong haya dejado un desastre en materia de seguridad. La Corte lo despide como a un héroe porque aprecia más su lealtad al Presidente que su deber fundamental ante el pueblo de México. Un pueblo masacrado que encima ha tenido que soportar casi a diario la mediocre retórica dizque incluyente de un secretario omiso en sus deberes fundamentales: garantizar seguridad a los ciudadanos ¡que para eso -y no para andar luciendo sus limitaciones verbales- le pagamos!
Si Roberto Campa hizo o no un buen trabajo en la subsecretaría de Derechos Humanos de Gobernación, eso importa todavía menos. Si protegió adecuadamente a los periodistas en el papel de blanco de los criminales a que esta administración nos ha reducido, eso no le afecta en absoluto a don Enrique. Su única preocupación es darle carta blanca a Alfonso Navarrete para que desmantele por completo y lo más rápidamente posible el equipo de Osorio, no sea que se arrepienta El Chino y empiece a hacer de las suyas en la campaña contra sus acérrimos enemigos mexiquenses. Esos que en la apreciación de Osorio y de no pocos mexicanos, rodean, acotan y dominan a Peña Nieto, cada vez más obnubilado y alejado de la realidad.
Si Navarrete Prida hará o no un buen papel como aprendiz en su nuevo encargo, eso es lo de menos para una clase política que sólo piensa en la forma de reproducirse en el poder.
Y si Luis Miranda fue alejado de las arcas de SEDESOL por instrucción de José Antonio Meade cuya exquisitez en el lenguaje económico chocaría de frente con el burdo estilo del compadre, o si decidió por cuenta propia buscar, como Osorio, el refugio sexenal de un seguro fuero senatorial, eso es algo que a nadie parece importarle un maldito comino.
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