¿Plan de AMLO para enterrar a Marcelo? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Contra toda lógica, el Presidente insiste en que el fentanilo que se exporta a EU no se fabrica en México
En política no hay casualidades. El Presidente de México ha emprendido una campaña inédita contra el Partido Republicano, contra la DEA y contra los medios de comunicación del vecino del Norte, de proporciones preocupantes para cualquier remedo imaginable de diplomacia.
López Obrador ha llamado “mequetrefes e hipócritas” a los republicanos en general, es decir, no solo a los legisladores específicos de ese partido que mandan iniciativas para considerar como terroristas a los narcos mexicanos -responsables de la muerte por fentanilo de unos cien mil estadunidenses al año-, lo que abriría la puerta para su persecución en nuestro territorio por cuenta ¡nada menos que de la armada gringa! Ha repetido hasta el cansancio que va a promocionar entre los mexicanos residentes en EU (y otros hispanos) que no voten por el Partido Republicano en la próxima elección presidencial. Ha insistido que la prensa norteamericana oculta la información sobre los cárteles de allá que distribuyen el fentanilo. Y hoy dijo, ante un reportero de Univision muy colaborador y suavecito (casi podría decir que chairo) que “la mayoría de los medios norteamericanos, incluido Univision, lo que quieren es crear una percepción de inseguridad“.
Y en medio de esta campaña inusitada contra la potencia imperial, el mandatario mexicano ordena a Marcelo Ebrard que vaya a Washington al matadero, es decir, a reunirse con los cónsules mexicanos para aleccionarlos en esos propósitos antidiplomáticos que resultarán suicidas para la aspiración presidencial del canciller.
Antes de irse a meter a la boca del lobo por órdenes de don Andrés, Ebrard cuestionó duramente la estrategia de las encuestas de Mario Delgado para elegir al candidato de Morena en el 2024, mecanismo para enmascarar el dedazo que se verificará en septiembre próximo y que preludia con toda claridad el ungimiento de Claudia o Adán, únicas corcholatas viables para la continuidad del obradorismo.
Desde Acapulco, Guerrero, donde participó en una marcha por el Día Internacional de la Mujer, el canciller afirmó: “Va a haber una encuesta en el mes de septiembre. ¿Quién sabe qué encuesta es ésa? A ver, levanten la mano quién sabe. No se ha informado al pueblo, el Presidente López Obrador ha dicho que el pueblo determine quién va a seguir adelante, que sea el pueblo, que no sea el partido, que sea la gente.”
Horas antes, Marcelo cuestionó en forma abierta las campañas de quienes tapizan el territorio nacional con espectaculares y propaganda ilegal.
En política, repito, no hay causalidades.
He dicho aquí reiteradamente que la única hipótesis que me parece razonable para explicar la extraña decisión de Movimiento Ciudadano para retirarse de la contienda en el Edomex, es que saben perfectamente que Juan Zepeda podría inclinar la balanza en contra de Delfina Gómez, tal como lo hizo en el 17, incluso en condiciones menos favorables para ese propósito que las que tendría ahora.
Pero tal acción hubiera imposibilitado a MC para postular a Ebrard en el 24, dado que sería considerado como un traidor al movimiento obradorista, por asociarse con quienes sirvieron de esquiroles en favor de la causa de Alejandra del Moral, lo que constituiría un hándicap insuperable para Marcelo, contra quien se desataría toda la furia por las tremendas fallas de la política exterior (proteger a dictadores sanguinarios como Daniel Ortega, por ejemplo), por la línea 12 del Metro (lo que podría ser un argumento final para optar por Adán, y no Claudia) y, desde luego, el argumento terminal: aliarse con quienes traicionaron a Delfina Gómez.
Nadie, ningún maestro de la diplomacia, podría salir ileso al intentar defender ante la potencia norteamericana -enlutada por el envenenamiento masivo de sus jóvenes por fentanilo– una política de “besos y no balazos“, como dijo ayer el demócrata Bob Menéndez, y mucho menos luego de las revelaciones de la valiente escritora mexicana Anabel Hernández, en el sentido de que fue la DEA y no AMLO quien encabezó la operación para la recaptura de Ovidio Guzmán.
El presidente Andrés Manuel López Obrador insistió esta mañana en su increíble afirmación de que el fentanilo no se produce en México, como acusan legisladores y autoridades de Estados Unidos, republicanos y demócratas, unidos.
“Que conste que el fentanilo no se produce en México. Viene de Asia. Entra una parte por los puertos del Pacífico, que estamos combatiendo”, refrendó AMLO hoy en Palacio Nacional.
Sin embargo, el Ejército Mexicano tiene ‘otros datos’, dice la nota respectiva de El Financiero:
“En febrero, el Ejército mexicano anunció que se incautó más de medio millón de pastillas de fentanilo, en lo que denominó el mayor laboratorio de drogas sintéticas descubierto hasta esa fecha. El ejército dijo que el laboratorio al aire libre fue descubierto en Culiacán, Sinaloa.
En la misma ciudad, en 2021, el Ejército allanó un laboratorio que, según sus estimaciones, fabricaba unos 70 millones de pastillas de fentanilo al mes para el cartel de Sinaloa“.