En inaudito boletín oficial, le declara su amor a la Ciudad capital mexiquense “que nunca lo ha traicionado”

LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

Finalmente y muy mal asesorado, el alcalde toluqueño, Raymundo Martínez Carbajal, se decidió a dar la cara. Mejor se hubiera mantenido en la posición inicial de jugarle al avestruz. Ahora resulta que su verdadero amor es la ciudad capital del Estado de México: “Amo a esta ciudad que siempre me ha favorecido con generosidad y a lo largo de mi vida ha sido mi verdadera aliada. Toluca nunca me ha traicionado ni me traicionará”.

Declarar en un escrito, es decir, no en una acto público improvisado expuesto a naturales errores, sino en un documento sujeto a revisión por parte de sus asesores, que su “verdadera aliada” es la ciudad que mal gobierna, por cierto (la más feminicida y contaminada del país y probablemente del mundo) justo antes de anunciar el retiro de su esposa del puesto honorario de Presidenta del DIF, refleja el grado de molestia que le provocó el enterarse de presuntos malos manejos de su suegro, probablemente alentados y encubiertos por Viridiara Rodríguez Rico, a la que prácticamente califica de “falsa aliada”.

Si el alcalde obliga a renunciar a su respetabilísima esposa (sobre quien no prejuzgo absolutamente nada más allá de lo que el propio funcionario plantea en su boletín) por los presuntos actos de corrupción de su padre “para no entorpecer las investigaciones”, ¿por qué no renuncia él mismo, con exactamente el mismo argumento, por tratarse de su suegro?

¿Por qué quemar en leña verde a su mujer, sugiriendo que lo traicionó, cuando la investigación en curso todavía no determina si ella conocía los presuntos actos de corrupción de su padre?

¿Y el Presidente municipal los conocía antes de que el director del DIF presentara la denuncia?

El colmo de este abrumador cúmulo de desatinos y cursilerías concentrados en un documento tan breve, lo constituye el involucramiento que él mismo hace de su hijo menor en el llamado a la clemencia para quienes, con todo derecho, analizamos su actuación:

“Por tratarse de un asunto que conlleva implicaciones de índole personal, les pido de la manera más respetuosa que anteponiendo el interés superior y la protección de la privacidad de mi hijo menor, los comentarios a este respecto se mantengan en el ámbito institucional y por los canales correspondientes”.

¿Cuáles son los “canales correspondientes”? ¿A qué se refiere específicamente? ¿A que la burocracia no solo de su municipio, sino del Estado de México en su conjunto, se abstenga de tomarlo como comidilla para comentarios maledicentes que él mismo provoca con sus desafortunadísimos comunicados oficiales?