Las Afores, ¿atraco a cuentas inactivas? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Mientras prianperredistas denuncian a Eruviel por ladrón, la 4té lo acoge con maternal cariño
Tratando de justificar el atraco de 40 mil millones de pesos a las Afores que perpetrará su gobierno -con el pretexto de engordar las pensiones de los mismos trabajadores a los que despoja-, “el Presidente de todos los mexicanos” -como le dice el arrastrado reincidente “Lord Molécula” a AMLO-, nos recetó un rollo esta mañana que pone en evidencia, por enésima vez, lo irremediablemente confundido que está el de Macuspana, incapaz de atar los cabos de su permanente denuncia como opositor, y su obligación concomitante de darle, como Presidente, cauce legal a esas denuncias:
“Durante todo el periodo llamado neoliberal, que nosotros conocemos como neoporfirista, desde 1983 hasta 2018, ¡36 años! -dijo con tono solemne el mandatario-, se aplicó una política de pillaje; se saqueó al país como nunca en la historia y eso se puede probar…”
Y si don Andrés lo puede probar ¿por qué no ha perseguido a los atracadores de la nación o por qué se dedica más bien, tiempo completo, a rescatarlos?
Estas expresiones, repetidas hasta la náusea por el Presidente de México, son expuestas a todo pulmón en las narices de la dizque “autoridad electoral” y constituyen, a todas luces, un acto de proselitismo descarado en favor de la 4té, que es presentada, demagógicamente, como la heroína que vino a interrumpir ese atraco a la nación, cuando en realidad AMLO y sus fanáticos se han asociado con muchísimos de esos corruptazos a los que, por un lado critican y, por el otro, los incorporan a sus filas, a través por ejemplo del impresentable Partido Verde.
Los casos de Eruviel Ávila y Raymundo Martínez -denunciados ayer penalmente por la alianza opositora-, son emblemáticos. ¡Fuera máscaras, como dice el propio presidente!: ¿Con qué cara nos pueden venir a justificar cualquiera de las no pocas personas decentes que militan en Morena -y que eran nuestros amigos antes de que, decepcionados, empezáramos a criticar el pragmatismo patológico de Andrés Manuel López Obrador-, las alianzas vergonzosas con personajes tan siniestros como El Señor Ávila?
Algunos columnistas de la prensa nacional y local critican hoy el ungimiento de los hijos de exgobernadores como candidatos. Tal es el caso de Mariano, hijo de César Camacho, a quien considero un político decente que hizo cuanto pudo para gobernar bien una entidad tan compleja como la nuestra, con todas las vicisitudes que envuelven a quienes tratan de bregar limpiamente en ambientes demasiado podridos por la corrupción.
A quienes pretenden erigirse como guardianes inquisitoriales contra un “nepotismo” mal entendido, les digo sin ruborizarme que aun suponiendo que César Camacho no fuera la buena persona que imagino, de cualquier forma su hijo no tendría por qué cargar con esas presuntas culpas.
¿¡Pero Eruviel Ávila!?, el que celebraba en los medios televisivos nacionales las ejecuciones sumarias de Tlatlaya y fue llevado a tribunales, con testimonios de haber organizados orgías pederastas con Onésimo Zepeda, no tiene perdón de Dios, y si tuviera el más mínimo decoro, debería estar alejado de la política y no reciclado por quienes se dicen los cancerberos de los más caros principios de la presunta “cuarta transformación”, pero en lugar de ello, El Chapitas responde, cínicamente, que “le dan risa las declaraciones de Malito Moreno“.
Desde luego, el discurso presidencial de proselitismo abierto en favor de la 4té, continuó, en los siguientes términos:
“Es el periodo de más robo, de más bandidaje oficial y por lo mismo, de más concentración de riqueza en unas cuantas manos, es el periodo de mayor desigualdad económica y social, es cuando se tiene a los hombres más ricos del mundo, cuando hay multimillonarios mexicanos que aparecen en la lista de los más ricos del mundo, en ese periodo y al mismo tiempo, es cuando hay más pobreza, es el periodo, repito, de más desigualdad económica y social, de una desigualdad monstruosa.
Pero estos oligarcas corruptos, saqueadores, no solo se dedicaron a privatizar los bienes del pueblo y de la nación.
¿Qué es privatizar? Es convertir lo público en lo privado, entregaron las minas, entregaron los ferrocarriles, entregaron las empresas públicas, entregaron… los bancos, entregaron parte de la riqueza petrolera, entregaron parte de la industria eléctrica nacional… como lo hicieron, en este periodo, con Teléfonos de México…”