martes, enero 21

La oligarquía de los ultrarricos, según Joe Biden. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Dos son los factores fundamentales que ponen a la humanidad al borde del cataclismo terminal

El primer factor que pone en riesgo terminal a la humanidad como consecuencia directa del capitalismo depredador, es decir, de la fase posterior al capitalismo financiero, tiene que ver con la superconcentración de la riqueza mundial en cada vez menos manos y el consecuente interés de los megarricos del mundo en incursionar en el campo de la política, merced a las facilidades extraordinarias que les ofrece el desarrollo y control absoluto de la democracia de mercado.

En su discurso de despedida desde la Oficina Oval, Joe Biden advirtió, con grave preocupación, sobre la formación de una oligarquía en Estados Unidos, compuesta por un reducido grupo de ultrarricos que concentran poder y amenazan la democracia, los derechos básicos y la equidad social. Aunque evitó mencionar directamente a Donald Trump o Elon Musk, denunció la influencia de los megamillonarios en la política y la economía, destacando el impacto negativo de prácticas monopólicas similares a las de los barones ladrones de hace un siglo.

Joe Biden advirtió, con grave preocupación, sobre la formación de una oligarquía en Estados Unidos

Joe Biden advirtió, con grave preocupación, sobre la formación de una oligarquía en Estados Unidos

Algunos datos sobre la hiperconcentración de la riqueza a escala mundial

El 1% más rico acumula el 63% de la riqueza producida en el mundo desde 2020 (Oxfam). Entre diciembre de 2019 y diciembre de 2021 la nueva riqueza generada ascendió a 42 billones de dólares. El 1 % más rico acaparó 26 billones de dólares (el 63 % de esta nueva riqueza), mientras que tan solo 16 billones de dólares (el 37 %) fue a parar al 99 % restante de la población mundial. La concentración de la riqueza ha generado, paralelamente, concentración de poder económico, mediático y social donde quiera que los ultrarricos pujan por hacerse del poder político.

El segundo factor que nos pondrá a todos (ricos, clases medias y pobres) en jaque durante los próximos años, tiene que ver con la catástrofe climática generada precisamente por la voracidad incontenible de lo que llamo el “capitalismo depredador” para referirme a la fase electoral del capitalismo financiero.

La hiperconcentración de la riqueza

La hiperconcentración de la riqueza

Humanidad en una encrucijada: entre el colapso y un salto evolutivo

La humanidad enfrenta una encrucijada crítica que podría llevarla al colapso autoritario o a una era de superabundancia basada en energías limpias y tecnologías emergentes, según el teórico Nafeez Ahmed. Su investigación, publicada en Foresight, advierte que el declive de la civilización industrial y el aumento de políticas autoritarias amenazan con desviar la transición hacia un modelo “posmaterialista” o posindustrialista más avanzados.

Ahmed describe un ciclo vital de las civilizaciones compuesto por crecimiento, estabilidad, declive y transformación. Actualmente, la humanidad estaría en declive, enfrentando retos como la dependencia obsesiva –e innecesaria más allá de los intereses económicos– de combustibles fósiles, y la inacción frente al cambio climático. Inversiones en energías limpias, inteligencia artificial y agricultura de laboratorio podrían evitar el colapso si se gobierna responsablemente.

Otros expertos, como el profesor Daniel Brooks, subrayan que el cambio de comportamiento humano es esencial para evitar un apocalipsis. Aunque la tecnología ofrece soluciones, el cambio climático avanza más rápido que los desarrollos tecnológicos. Estudios recientes confirman que la humanidad ha traspasado seis de los nueve límites planetarios, poniendo en riesgo la estabilidad del planeta.

El cambio climático es a nivel global

El cambio climático es a nivel global

Con un futuro incierto, las decisiones actuales determinarán si la humanidad logra evolucionar hacia un sistema más sostenible o si enfrenta un colapso irreversible.

Los megarricos luchan en todas partes del mundo por capitalizar su poder económico en poder político, desde modestos municipios como Metepec, en el Estado de México–donde radico– hasta grandes naciones como Estados Unidos, incluidos los poderosos cárteles mexicanos de las drogas que están a punto de hacerse del Poder Judicial del país, mediante la presuntamente “democrática” reforma judicial, valiéndose en realidad de la farsa de la democracia de mercado.

Es tan desgarrador y traumático el impacto de estos dos factores de dimensiones bíblicas que ponen en vilo nuestra existencia, que la humanidad entera cae en la desesperada irracionalidad de votar por populismos, tanto de izquierda como de derecha, que parecen complementarse entre sí.

Donald Trump invita, por ejemplo, a su toma de posesión y a la cena de gala, a Milei, Bukele, Meloni, Bolsonaro y toda la gama de mandatarios de derecha autoritaria del mundo, algunos disfrazados de “libertarios“, pero también a empresarios mexicanos como Carlos Slim, que luego de participar en reuniones con la presidenta de izquierda en Palacio Nacional, finge que acudirá al llamado de su nuevo líder en Washington “con la consigna de negociar acuerdos arancelarios y de coordinación contra el crimen organizado de nuestro país”, cuando en realidad irá a cabildear –como siempre lo ha hecho– en favor de sus propios megamillonarios intereses y a suplicar que se deje nuestra soberanía territorial en paz, es decir que se sigan prodigando abrazos o inocuos coscorrones verbales a los criminales.

Trump se rodea de multimillonarios y líderes clave

Trump se rodea de multimillonarios y líderes clave

Mientras tanto, nuestra Presidenta trata de animarnos diciendo que ella se queda con la parte positiva del discurso de Marco Rubio, en el sentido de que el Departamento de Estado dará prioridad a la negociación con México, aunque no descarte, al igual que Pam Bondi, la elegida de Trump como fiscal general, y el resto del “Team América” trumpeano, la designación de los cárteles mexicanos como grupos terroristas, seguida de una implacable persecución extraterritorial.

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