
O el alcalde toluqueño anda muy mareado en su ladrillo de poder, o de plano odia a la gente
Hola, Ricardo. Te escribo estas líneas para reclamarte que me arruinaste la noche del sábado con tu ridículo operativo policiaco, implementado a las 22 horas en la esquina de Jesús Carranza y Venustiano Carranza, a escasos metros de la transitadísima glorieta de Colón.
Resulta que tu servidor circulaba por Jesús Carranza con la intención de girar a la izquierda para ingresar a Venustiano Carranza, donde el tránsito era imposible. No avanzábamos ni un centímetro. ¿Por qué?

Porque a alguien —algún genio de tu administración— se le ocurrió montar un operativo absurdo con una treintena de policías municipales formados en línea, desde la panadería La Esperanza hasta media cuadra más allá, obligando a los vehículos a dar vuelta en “U” por Andrés Benavides para regresar a Paseo Colón. Una especie de toque de queda disfrazado de control vial, que mantuvo paralizado el tráfico durante más de media hora. Ignoro si estaban aplicando el alcoholímetro (¡a las diez de la noche!) o si había alguna otra justificación, porque cuando por fin nos permitieron avanzar —gracias a que algunas patrullas estatales, atrapadas también en ese caótico embotellamiento, encendieron las sirenas—, nos recibieron con potentes lámparas que impedían ver un carajo.
¿En serio te parece sensato desperdiciar recursos humanos y logísticos de esa magnitud para molestar automovilistas? ¿Y si alguien llevaba un enfermo al hospital? ¿Y si alguien simplemente intentaba volver a casa después de una jornada extenuante?
¿Por qué no detener, de manera aleatoria, o únicamente a sospechosos, mientras los demás siguen circulando, como hacen en otros operativos municipales donde se respeta al ciudadano?

¿Por qué no usar esos recursos para perseguir delincuentes, que siguen haciendo de las suyas impunemente en esta ciudad, asolada desde hace varias administraciones por gobiernos descaradamente corruptos?
¿Por qué castigar a la ciudadanía con multas abusivas por estacionarse en lugares “prohibidos” de manera absurda —como en amplias avenidas frente a hospitales— sin que exista un solo estacionamiento disponible?
¿Será que te tomas demasiado en serio la política de abrazar delincuentes, mientras dejas ver un desprecio inocultable hacia los ciudadanos que, con sus impuestos, pagan tu sueldo y tus privilegios?

¿Por qué no concentrarte en lo básico, como arreglar las calles que hacen de Toluca un paisaje lunar?
¿Por qué no cuidar la imagen que algunos teníamos de ti como la de un hombre sensato, hasta quizá bien intencionado?
O estás muy confundido, Ricardo, o alguien necesita recordarte que gobernar no es lo mismo que reprimir.





