AMLO, ¿enfermo de gravedad? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
La Mañanera podría haber sido atendida por Marcelo y Adán, pero don Andrés decidió dejarle el changarro a su paisano
“Tenía los síntomas de un resfriado y ello propició que se le hiciera una prueba de Covid que resultó positiva, por eso canceló la última parte de su gira por Yucatán, lo que significó adelantar, más o menos una hora, su retorno a la Ciudad de México“. Ésa fue, palabras más o menos, la narrativa del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, para tratar de contener el maremágnum de especulaciones que, nuevamente, la torpeza de Jesús Ramírez Cuevas generó al asegurar que no había ningún problema y que el mandatario seguía con su gira en forma totalmente normal.
Sea Covid, un “desvanecimiento”, un preinfarto o un infarto, o vaya usted a saber qué crisis por alguna de las múltiples enfermedades que, se dice, padece el mandatario, el hecho es que el Presidente Andrés Manuel López Obrador sufrió un repentino problema de salud que no puede explicarse en los términos en los que lo hizo el titular de Gobernación esta mañana, porque un diagnóstico de Covid no hubiera sido hecho a la mitad de una gira y síntomas de resfriado no hubieran generado la suspensión repentina de la misma.
Nada de esto hubiera sucedido si el vocero Jesús Ramírez no hubiera tratado de ocultar el delicado asunto mintiendo abiertamente a la población, como parece ser su costumbre. Y no extraña en absoluto que ninguno de los dizque periodistas que interrogaron al secretario esta mañana tuvo el arrojo de cuestionar al vocero por qué mintió.
Quizá lo más interesante de todo esto resulte ser que al enfrentarse a una situación así, el mandatario haya optado por encargarle a su paisano tabasqueño, del mismo apellido López, hacerse cargo del espacio matutino de la conferencia de prensa, lo que algunos justificarían porque se trata del secretario de Gobernación, y hasta recordarían el antecedente de que en situaciones similares le encargó el changarro a Olguita Sánchez Cordero, pero habría que recordarles también que en ese entonces, todavía no se desataba la sucesión presidencial.
Muy bien don Andrés –a quien deseo sinceramente se recupere por completo de lo que sea que le haya afectado este domingo- podría haber encargado la conferencia a Marcelo y a Adán, al alimón, uno para responder todos los asuntos que plantearan los reporteros en materia de política interior y el otro en la exterior, y así evitar otro cúmulo de especulaciones. Pero prefirió dejarle el espacio completo a su clon tabasqueño. ¿Por qué?