“No ha confundido las cosas, no ha hecho politiquería, jamás una declaración en contra del Gobierno Federal”

La simulación democrática en todo su esplendor salvaje. Alfredo del Mazo Maza, el de las decisiones firmes y los resultados fuertes, trenzado en un abrazo cálido, fraterno y hasta podría decirse cachondo, nada menos que con el verdugo de la Mafia del Poder. ¡Lo que hay que ver en estos tiempos de simula… perdón, de transformación!

Elogios mutuos, sonrisas, guiños y esperanza de que Alfredo Tercero podrá estar tranquilo y elegir, sin temores ni culpas, la embajada de su preferencia, o sumarse a la nueva fuerza hegemónica del país, en algún puesto público que compense haber obsequiado, en bandeja de plata -sin reparo alguno “sin confundir las cosas, sin politiquería, sin jamás haber formulado una declaración en contra del Gobierno Federal”-, la importante plaza.

Las plumas zalameras que antes consideraban esta evidencia inobjetable “como especulaciones malsanas de los malquerientes de don Alfredo” y se desvivían en elogios para el último mandatario emergido del mítico Grupo Atlacomulco, ahora ven traición donde antes “civilidad política”. Los tonos platinados y sonrosados del encubrimiento darán paso, poco a poco, a la cruda realidad de los feminicidios a gran escala.

El aquelarre de ayer en Palacio de Gobierno de Toluca fue una patente de corso para que ni se le vaya a ocurrir a doña Delfina emprender alguna cacería de brujas o persecución alguna contra el primo del “licenciado Peña Nieto“, a quien don Andrés le profesa toda su “consideración y respeto” por haberle permitido su arribo a la Presidencia. Ahora sabemos -aunque ya había dado muestras claras de ese PRIMORoso afecto-, que los delmacistas, como los peñistas, estarán a salvo y permanecerán impunes por los siglos de los siglos. Amén.

Quizá por eso algunos priistas y panistas que aprecian la dignidad, prefirieron no avalar, con su presencia, el triste espectáculo.

Curioso que, según Milenio, Horacio Duarte no haya asistido, pero sí Jorge Pérez Zamudio, el que perdió el puesto de vocero de Alfredo del Mazo por enfilar a sus medios maiceados en “nado sincronizado” contra doña Delfina en plena campaña, lo que generó la denuncia de Horacio que le costó el cese fulminante a Pérez.