México: Violencia desbordada y fosas clandestinas, el legado de las políticas públicas “efectivas”
El Estado de México suma hallazgos macabros como la fosa clandestina descubierta en Santiago Tianguistenco
Mientras las autoridades aseguran que las políticas públicas están funcionando, los hechos pintan un panorama sombrío: México cerró 2023 con 30,906 homicidios, y cinco estados (Guanajuato, Estado de México, Baja California, Michoacán y Chihuahua) concentraron el 42% de estas muertes. Durante 2024, el Estado de México sumó diez fosas clandestinas con 22 cuerpos, dejando claro que la violencia sigue marcando territorio.
El Atlas de Homicidios México 2023, presentado por México Unido Contra la Delincuencia (MUCD), revela que el país está lejos de un estado de paz. Guanajuato encabeza la lista negra con 3,690 homicidios, seguido por el Estado de México con 2,902. Sin embargo, lo que destaca no es solo la magnitud de los números, sino la incapacidad gubernamental para frenar el baño de sangre. De hecho, en 71% de los homicidios del año pasado, se usaron armas de fuego, pero en el 98.9% de los casos ni siquiera se identificó qué tipo de arma fue usada. Transparencia ejemplar.
Y mientras los reportes intentan maquillar la crisis, el Estado de México suma hallazgos macabros como la fosa clandestina descubierta en Santiago Tianguistenco, donde seis bolsas con restos humanos fueron localizadas en un campo de maíz. Este hallazgo se une a las 10 fosas encontradas este año en la entidad, en municipios como Nicolás Romero y Toluca. En estas cavidades se han extraído 22 cuerpos, ocho de los cuales permanecen sin identificar.
Lisa Sánchez, presidenta de MUCD, destacó que la violencia letal en México afecta desproporcionadamente a los jóvenes, y que esta “epidemia de homicidios” tendrá consecuencias económicas a largo plazo, incluyendo un impacto directo en la sostenibilidad de las pensiones. Pero claro, mientras el país se desangra, las autoridades parecen más preocupadas por ocultar los datos que por resolver el problema.
En este contexto, no sorprende que las fosas clandestinas se estén convirtiendo en un elemento cotidiano en el paisaje mexicano. Como bien señala la Secretaría de Gobernación, estas fosas son “lugares donde se inhuman cuerpos o restos humanos con el propósito de ocultarlos.” Y ocultar, parece, es algo que el gobierno mexicano sabe hacer muy bien, tanto en cifras como en responsabilidades.
Las estadísticas de homicidios, las fosas clandestinas y la falta de información son un recordatorio cruel de que, en México, la violencia no solo se tolera, sino que parece haberse institucionalizado.
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