Lo que AMLO quiso decir sobre “amnistiar a criminales”, según Alfonso Durazo: Por Jesús López Segura / La Versión no Oficial
Durazo: “Soy más apto para el puesto que Genaro García Luna”, o “Don Sol” (Netflix dixit)
https://youtu.be/l0nqQlXWLyE
Dice Alfonso Durazo que es más apto para el cargo que Genaro García Luna. Si nos atenemos a las viñetas que de ese personaje transexenal nos presenta la serie de televisión “El Chapo“, de Netflix, presumiblemente representado ahí por “Conrado Higuera Sol“, o “Don Sol” -como le decían sus amigos narcos y presidentes, desde Carlos Salinas hasta Felipe Calderón-, claro que cualquiera sería “más apto para el puesto”, porque don Genaro, o don Conrado -como usted prefiera-, no era precisamente un jefe policiaco enfocado en combatir al narco -según la serie de referencia-, sino en pactar con El Chapo Guzmán para mantener cierto grado de civilidad en el negocio -civilidad rota por la violencia desmedida de los “N” (los “Z”)-, para garantizar la paz social y portentosas ganancias para los presidentes en turno.
De la ficción televisiva a la realidad de la guerra, tendríamos que recordar que la revista Forbes incluyó a Genaro García Luna en la lista de los 10 hombres más corruptos de México en 2013 y que en su libro publicado en 2010, “Los Señores del Narco“, Anabel Hernández acusa a Don Sol -como bautizan a García Luna en Netflix para eludir demandas del Gobierno mexicano- de ser un fuerte colaborador de Joaquín Guzmán Loera, el líder del Cártel de Sinaloa.
Supuestamente García Luna la amenazó de muerte por su trabajo periodístico.
En 2012, García Luna fue señalado por el narcotraficante Édgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie” -caracterizado en la serie de Netflix como “La Muñeca“-, de haber recibido dinero del narcotráfico. Así que los indicios de que la realidad no es tan distante de la ficción televisiva deberían poner los pelos de punta a cualquiera que pretenda “pacificar al país en 3 años”.
Ciro Gómez Leyva interrumpió sus vacaciones de fin de año, abruptamente, para entrevistar en el estudio de Imagen TV al gallo de López Obrador en materia de seguridad, el valiente que obrará el milagro propuesto de pacificar al país.
Lo que quiso decir López, aclara Durazo, ex vocero de Vicente Fox y “viuda de Colosio“, es que no piensa amnistiar a quienes asesinaron a los 43 de Ayotzinapa. Desde luego que no, responde tajante a la pregunta maliciosa de Gómez Leyva. El Obrador de milagros, explica, amnistiará a campesinos embaucados por su miseria por los narcos para sembrar amapola y marihuana. Aunque elude precisar si se amnistiaría o no a personajes como El Mayo Zambada, como destaca Ciro Por la Mañana en su programa de Telefórmula.
Durazo duda. No parece tener muy claro el concepto de amnistía que internacionalmente tiene poco o nada que ver con perdonar a asesinos desvinculados de una lucha o rebelión social contra gobiernos tiránicos. Se justifica la rebelión cuando persigue fines de justicia social que gobiernos autoritarios no garantizan. Cuando esa lucha llega a extremos incontrolables, se plantea la negociación con guerrillas o ejércitos insurgentes –amnistía incluida- pero no con criminales del fuero común. Mucho menos con genocidas que lejos de pelear en favor del pueblo, lo masacran.
Cabría, por ejemplo, pensar en amnistiar a los saqueadores de Ecatepec, Zumpango y Tecámac en el Estado de México, si se acredita que tales actos vandálicos se efectuaron como una protesta contra el aumento de precios en las tortillas y en las gasolinas. Pero el saqueo de las finanzas públicas efectuado por ex gobernadores como los Duarte y Borge, no puede caber en el concepto de amnistía, porque sus actos criminales no tienen nada que ver con un anhelo de justicia social, sino todo lo contrario.
Tanto Enrique Ochoa Reza como los voceros oficialistas de las televisoras -destacadamente Ciro Gómez– ponen énfasis durante la presente jornada informativa en la ambigüedad que don “Obrador de milagros” deja abierta -no sabemos si intencionalmente- en tan delicado tema, para insistir en que “piensa amnistiar a peligrosos genocidas”. Al pozolero, a los verdugos de Ayotzinapa…
También José Antonio Meade -muy mal asesorado por Aurelio Nuño– saca raja de esta falta increíble de precisión conceptual del candidato de Morena (et al) a la Presidencia. Algunos piensan -porque ven a López como un mesiánico “jardinero con suerte” que errores garrafales como éste son intencionales, porque garantizan una exposición mediática del aspirante, generalmente negativa, pero tan mal hecha, que habitualmente se torna en su favor.
Ciro y sus patrocinadores insisten también en que el perfil del jefe policiaco lopista no encaja, por su formación más bien política. A esto Durazo responde que está mejor preparado que Calderón y otros presidentes de México (en alusión contenida a Fox y Peña), lo que desde ahora lo perfila como un presidenciable para el 2024.
Y tiene razón Durazo. Un cuerpo de asesores expertos alrededor de un político altamente calificado en lo académico y en la valiosísima experiencia de su cercanía con Luis Donaldo Colosio, ajeno a cualquier compromiso con el pantano de la corrupción policial mexicana, constituye sin duda un equipo más que idóneo para mejorar las cosas.
Presumiblemente la próxima temporada de la magnífica serie a la que me he estado refiriendo en este modesto planteamiento nos ofrecerá la visión de los audaces guionistas sobre el papel de El Chapo y sus vínculos con los sucesivos gobiernos mexicanos hasta el actual, su sospechosísima fuga de un penal mexiquense, su extradición y otras sabrosas anécdotas -ficticias o no- que dan sentido a muchas situaciones obscuras sobre los niveles de corrupción que hay en México y que asombran al mundo entero. Ya veremos.
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