jueves, noviembre 21

Discurso progresista de AMLO sobre la mota. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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“Seremos respetuosos de la decisión de la Corte sobre despenalización de la marihuana y estaremos pendientes”

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitucionales los últimos párrafos de los artículos 235 y 247 de la Ley General de Salud (LGS) que prohíben el uso del cannabis para fines que no sean estrictamente medicinales o científicos. Los efectos de esta resolución obligan a la Secretaría de Salud (Ssa) y a la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) a emitir regulaciones que faciliten el uso recreativo de la hierba.

A pregunta expresa sobre el tema, el Presidente relató esta mañana que la iniciativa que finalmente aprobó la Corte -ante la apatía de los legisladores que incumplieron 3 veces la orden del Poder Judicial-, fue analizada en un grupo de trabajo y que su instrucción fue la de dar prioridad al tema de Salud, en el sentido de que la despenalización no provocara mayores adicciones; que no se viera como negocio; que realmente sirviera para abatir la violencia; y finalmente que se diera la importancia que merece al tema de las libertades individuales.

No había dado la impresión don Andrés de defender una postura francamente progresista en el tema, lo cual, nuevamente, debe ser un asunto de la grave deficiencia en el área de Comunicación Social que Jesús Ramírez le hace padecer en diversos asuntos.

De cualquier modo, el Presidente dejó ver la ambigüedad que maneja sobre el tema de las drogas al aclarar que “si la aprobación de la Corte sobre uso lúdico de la marihuana perjudica al país, enviaremos una iniciativa para dar marcha atrás”.

El editorial de La Jornada, que casi podría considerarse el periódico oficial de este sexenio, celebra la decisión de la Corte:

Se trata de una sentencia histórica y trascendental, cuya principal virtud reside en terminar con las zonas grises que colocaban a los consumidores en un terreno indistinguible de la delincuencia. Con ella, la libertad y la autonomía personales triunfan sobre una concepción moralina que durante décadas satanizó a una planta cuyo consumo no debe ser visto con una carga negativa mayor que la del alcohol, el tabaco, las llamadas bebidas energizantes o antidepresivos, así como ansiolíticos que se venden sin receta médica. Además, disipa las inquietudes sobre un crecimiento caótico del sector al exigir a las autoridades correspondientes que ordenen la adquisición, siembra, cultivo, cosecha preparación, posesión y transporte de cannabis y del sicotrópico THC, en conjunto conocido como mariguana“.

“Lo anterior no significa que el consumo de una sustancia sicoactiva esté exento de riesgos, pero debe insistirse en que colocar a la mariguana en el ámbito de lo penal y lo policiaco nunca respondió a criterios racionales sino a presiones externas y a prejuicios tan absurdos como la idea de que el cannabis induce a comportamientos violentos o delictivos cuando, por el contrario, ha sido su prohibición la que ha colocado su comercio en el ámbito de la criminalidad. Al respecto, sacarla del campo de la seguridad pública es un paso favorable de cara a la mitigación de las adicciones, propósito que deberá reforzarse con políticas específicas que sitúen esta problemática en el terreno del que nunca debieron haber salido: el de la salud pública”.

“En conclusión, cabe aplaudir la decisión del máximo tribunal, sumarse al llamado para que la Ssa elabore un reglamento a la altura del momento histórico, y exhortar a la sociedad a no hacer de estos avances un motivo de escándalo, pues la experiencia ha mostrado que la proscripción no erradica el consumo y, en cambio, genera todo tipo de efectos adversos, desde la estigmatización de un gran número de ciudadanos, hasta la formación de grupos mafiosos que lucran gracias a la prohibición“, finaliza el texto de La Jornada.

Hay que recordar (parece que todo el mundo lo olvida) que el paradigma del prohibicionismo en materia de drogas, pero especialmente referido a la marihuana, fue impuesto por Richard Nixon a principios de los 70s con el propósito declarado de contar con un instrumento jurídico que le permitiera detener en la calle y catear las casas de los jóvenes que protestaban contra la guerra de Vietnam sin tener que enfrentar denuncias por violaciones a los Derechos Humanos en un contexto de auge de las libertades civiles.

Esa misma técnica de satanización la han seguido los gringos para perseguir en la era del macartismo a los presuntos “comunistas” en el mundillo del cine, o a supuestos “terroristas” árabes luego de la desgracia de las Torres Gemelas.

Demonizar el consumo de una hierba no solo relativamente inocua como la mota, sino además sumamente benéfica en múltiples casos de diversas dolencias, incluida la ansiedad, constituye un mecanismo para liberar una represión brutal contra los consumidores, sin tener que dar explicaciones a la sociedad e, incluso, garantizando la aprobación social por cuenta de todos los que se tragan el cuento de que la mariguana es diabólica y maligna…

La técnica es esencialmente fascista, idéntica a la que siguieron los nazis para justificar la masacre de los judíos, sobre los que hicieron caer una propaganda maligna que los ubicaba como demonios que dejaban sin trabajo a los alemanes de “raza pura”.

Alguien debería explicarle al Presidente López Obrador que su estrategia contra el crimen organizado de “abrazos y no balazos” pasa necesaria e ineludiblemente por la legalización no solo de la marihuana, sino también mínimamente de la cocaína, estrategia que despojaría a los grupos criminales de infinidad de recursos que, en manos del Estado, pueden significar un cambio drástico en la criminalidad empoderada que impera en el país y un control estricto para que las drogas no lleguen a niños y jóvenes.

Los prejuicios sembrados durante medio siglo de propaganda prohibicionista deben ser desterrados en una sociedad que, simple y llanamente, se juega en ello la vida de cientos de miles de sus miembros.

Ante todo, se trata de un asunto de Salud pública, de Seguridad y de libertades individuales que deberían ser sagradas. En ello hoy se vio muy atinado el Presidente. ¿No cree usted?

CON INFORMACIÓN DE:

La Mañanera (29/06/2021)

La Jornada.- https://www.jornada.com.mx/2021/06/29/opinion/002a1edi

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