jueves, noviembre 21

Los constitucionalistas de ocasión. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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El gatopardismo morenista mexiquense se resume en las siglas GA-P

Con motivo de la extensión del mandato del ministro Arturo Zaldívar en la Suprema Corte, perfilada desde el Legislativo y apoyada por el Ejecutivo, los constitucionalistas de ocasión han puesto el grito en el cielo.

A lo largo de muchas décadas estos abogangsters se han dedicado a violar la Constitución de la República, a mancillarla sistemáticamente, y han hecho de ese hábito maligno su modo de vida, liberando, sin ruborizarse en lo más mínimo, a delincuentes peligrosos, a asesinos incluso, pero enchiquerando a gente pobre e inocente con la complicidad de jueces en su inmensa mayoría corruptos.

Esta durísima aseveración es vox populi en este país, sometido por completo a la tortura judicial contra quienes no cuentan con los recursos para comprar la justicia.

A los constitucionalistas de ocasión esa situación dantesca no les quita el sueño, pero la sola idea de que prolongue dos años su encargo el ministro Arturo Saldívar Lelo de Larrea, les da diarrea.

¿Y quiénes son los que arman la histérica alharaca por lo que gritan es una violación a la ley? pues los mismos que se han encargado de violarla a diario en su tarea de litigantes acostumbrados a torcerla y a acomodarla a contentillo de sus intereses.

Algo similar está ocurriendo en el Estado de México con motivo del registro de candidatos de Morena para puestos de elección popular.

Hemos visto por estos días manifestaciones de diversa índole, sin argumentos a la vista, sin pruebas desde luego, pero con un denominador común: demonizar a un dirigente morenista decente, fiel a los principios de ese movimiento hoy en el poder, pero acosado por toda clase de oportunistas ávidos de hacerlo naufragar para el retorno triunfal del mapachismo, los fraudes electorales, las traiciones y todas esas mañas que constituyen su modus vivendi.

Daniel Serrano Palacios es un dignísimo representante de Morena ante el Instituto Electoral de una entidad avasallada por el Grupo Atlacomulco. Es un dique frente al dominio casi absoluto del grupo hegemónico texcocano que ha puesto la 4T al servicio nada secreto de su majestad Alfredo Del Mazo III.

Los nostálgicos del viejo régimen, embozados en los resquicios más rancios de la vieja izquierda, pero empiernados secretamente con el PRIAN y financiados muy probablemente por los mismos operadores políticos que han desplegado la entrega masiva de despensas del GEM a lo largo y ancho del territorio, anhelan, como los constitucionalistas de ocasión, mantener el statu quo, el orden corrupto que les beneficia y bregan por la desastrosa continuidad de un morenismo condenado al fracaso, no tanto electoral porque no pueden, pero sí operativo a mediano y largo plazo.

No hicieron nada cuando el tarifazo camionero. Se refugiaron vergonzosamente en sus curules malhabidas en la ola del obradorismo y salieron en sus lujosos autos atropellando a la multitud convocada por Daniel Serrano, Xóchitl Zagal y un puñado de morenistas auténticos.

Han guardado un vergonzoso silencio ante las denuncias de que el Gobernador Del Mazo usa a las beneficiarias de la Tarjeta Rosa, las mujeres más pobres de la entidad, como sus matraqueras personales.

Ignoraron a Daniel, como si no existiera, pero cuando empiezan a ver afectados sus intereses electoreros inconfesables arman sus ridículas manifestaciones de zombies sin voz, sin argumentos y con pancartas confeccionadas en Texcoco o quizá desde algún sótano de la ciudad de Toluca.

El GAPismo, o GAtoPardismo mexiquense es, simple y llanamente, un morenismo de ocasión.

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