jueves, noviembre 21

El laboratorio electoral mexiquense. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

0
658

Sucesión Presidencial adelantada, el “error de julio”: José Antonio Crespo

“La sucesión adelantada por López Obrador ha sido interpretada en distintos sentidos; algunos (no sólo obradoristas) la consideran una jugada magistral, bien para distraer la atención sobre los problemas actuales o para asegurar el control del proceso a partir de su objetivo central (llevar a Claudia Sheinbaum a la Presidencia)”.

“Algunos la ven como un reflejo de su prisa por concluir su gobierno y acceder al altar que la historia les tiene reservado junto a los héroes supremos. Y otros más la vemos más bien como un grave tropiezo, coincidiendo con Ricardo Monreal en que eleva los riesgos de confrontación interna, fuego amigo, debilitamiento institucional y quizá pérdida de control por parte de AMLO. En cuyo caso tal decisión sería algo así como el Error de Julio“, argumenta el destacado analista José Antonio Crespo en su colaboración de El Universal.

Otros analistas nos hemos preguntado por qué la prisa del mandatario en desatar precozmente la carrera sucesoria, precipitando, al mismo tiempo, el declive de su poder omnímodo. ¿Enfermedad terminal? pensé cuando dos días consecutivos expresó -con rostro de resignación- que le temía más a no llegar vivo al 2024 que a la revocación del mandato del próximo año.

Cony, mi esposa, me comentó su diagnóstico: “Quiere tener todo preparado por si se da el caso -cada vez menos improbable- de perder en la consulta sobre su permanencia en el puesto”.

Luego consideré que se trató, como dice Crespo, de un grave error declarativo, derivado de sus improvisaciones mañaneras tratando de defender a Sheinbaum, no así a Marcelo Ebrard, quien se perfila como la víctima presidenciable idónea de la fatídica Línea 12 del Metro.

Sea como fuere, las corcholatas ruedan y los autodestapes florecen, como el de Alejandro Murat en entrevista con La Jornada, quien de manera discreta elogia a López Obrador, como apuntándose en la tropa de aspirantes presidenciales desde el trampolín de una fingida actitud “civilizada y madura”, radiante de PRI-MOR.

¿Le habrá prometido su empleada y también ex directora de Radio y TV Mexiquense -como el mismo Murat-, Carolina Monroy del Mazo, alguna suerte de respaldo del Grupo Atlacomulco para tan ambiciosa aspiración?

Omar Fayad Meneses, otro gobernador tricolor con inclinaciones primorosas, dejará su cargo el año entrante y de seguro que también se verá en la penosa necesidad de tender puentes amistosos y desplegar sus coqueteos impúdicos hacia don Andrés, para asegurarle un relevo a modo en el fortalecimiento de quien, acertada o equivocadamente, considere que pueda ser el tapado del Presidente (o más bien la tapada, diría Crespo), a fin de asegurarse un futuro si no próspero y luminoso, por lo menos tranquilo.

Pero el verdadero laboratorio de la elección presidencial del 2024 se armará, como de costumbre, en uno de los últimos bastiones gubernamentales priistas de la República, el Estado de México, en el 2023, cuando también se renovará la gubernatura del último de los mohicanos, Miguel Ángel Riquelme Solís, mandatario priista de Coahuila.

Alfredo del Mazo Maza será, quizá, el candidato más probable a la Presidencia por parte del PRI, como lo destapó recientemente en El Sol de Toluca el analista y ex funcionario de Comunicación Social, Ricardo Joya, a quien yo sugerí, a mi vez, como uno de los dos profesionales idóneos para sustituir al desastroso vocero de Del Mazo, Jorge Pérez Zamudio.

Joya se apresuró porque, aunque el mandatario mexiquense no las traiga todas consigo a la hora de nombrar a sus voceros, no podría promover a quien lo anda postulando para Presidente. ¿O sí? Es perfectamente capaz si observamos las andanzas escandalosas de su aparentemente intocable coordinador de Comunicación Social.

Por lo pronto, El Estado de México parece tener muy inquietos a Ebrard y a Monreal, las dos alternativas reales para disputarle la nominación a doña Claudia, uno apoyado por Carlos Salinas de Gortari -el titiritero de Peña Nieto y de la vertiente más corrupta del mítico Grupo Atlacomulco– y el otro, el único morenista relevante que se ha atrevido a desafiar abiertamente a López Obrador, respaldado por senadores (y por gobernadores electos surgidos del Senado) y quizá por la parte relegada por Del Mazo del famoso Grupo Atlacomulco, donde destacan personajes como Emilio Chuayffet, formalmente retirado de la política, y el muy calladito César Camacho Quiroz, entre otros ex gobernadores, no así Eruviel Ávila, comprometido con Higinio Martínez.

Falta mucho para la sucesión en la entidad, pero una vez desatada en forma adelantadísima la presidencial, empezarán a vislumbrarse con claridad los forcejeos de los presidenciables para imponer a su candidato en el Edomex, porque de ello dependerá su eventual éxito.

En la primera aproximación, me atrevo a aventurar que El PRI irá por Palacio Nacional con don Alfredo del Mazo, si se deshace pronto de un vocero que solo le genera malas percepciones, y logra capitalizar a nivel nacional el indudable triunfo de su partido al recuperar el control del Congreso local y casi la mitad de las alcaldías, hazaña que, en mi modesta opinión, no es tanto de él o sus operadores políticos, sino que se debe al mediocre desempeño legislativo de Maurilio Hernández y a la más que torpe y probablemente corrupta administración de algunos alcaldes, como el de Toluca.

No hay duda, me parece, que “la opción Del Mazo para la Presidencia”, tendría que postular para Gobernador a Ernesto Nemer, político que ha desfilado por prácticamente todas las corrientes del priismo local, siempre desempeñándose con las buenas maneras que abrevó del maestro don Emilio Chuayffet, y que no en balde es el actual secretario general del gobierno estatal.

Por Morena, el Presidente impulsará la mancuerna Claudia Sheinbaum para la grande y Delfina Gómez para el Edomex, sujeto esto a imponderables que iremos analizando en su momento. Monreal se la jugará con Higinio Martínez (lo que no agradará nada a don Andrés) y Ebrard negociaría evitar la ruptura con el Presidente apoyando a Horacio Duarte.

El PAN mexiquense no tendrá otra alternativa que el ya clásico josefinazo con quien quiera que sea su candidato, y peor si llega a imponerse el rey del nepotismo que todos dan por hecho. Todo dependerá de quién sea su candidato presidencial: Anaya o alguno de los ex gobernadores, Mauricio Vila Dosal, de Yucatán, o el de Querétaro, Francisco Domínguez Servién, por ejemplo. Ya veremos.

Leave a reply