lunes, marzo 18

El dilema del “Tata” Martino frente a Arabia Saudita. Por Jesús López Segura

Si la mafia periodística no estuviera amordazada, ya hubieran linchado al argentino
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Si la mafia periodística no estuviera amordazada, ya hubieran linchado al argentino

Escribo esto en la mañana del miércoles, antes de conocer siquiera la alineación que Martino, esclavo de sus personalísimas alucinaciones nocturnas, presentará frente a Arabia Saudita en su última y muy escasa posibilidad de evitar el ridículo.

Si sale con un equipo ofensivo que finalmente logre meter un gol, después de “un chingo y dos montones” de horas de sequía (como diría Martí Batres al contar a los asistentes a la marcha de don Andrés), o incluso si lograra el milagro del racimo de goles que se requieren para calificar a la siguiente ronda, de cualquier modo, la traición que “El Tata” le jugó a México, al vendernos ante Argentina, pasará a la historia como el segundo más grande atentado contra la alegría de un pueblo fanático (como muchos otros) de ese ingrato deporte.

La más grande atrocidad, en este rubro, fue el linchamiento mediático del mejor jugador mexicano de la historia, Hugo Sánchez, a manos nada menos que de sus propios compatriotas, por pura y simple envidia de la mala.

Ahora bien, si Martino sale con sus babosadas de siempre, de alinear a bultos como Araujo, y dejar en la banca a los mejores jugadores, entonces no tendrá perdón de Dios y quizá la mafia mexicana de los dueños del balón -que controla y amordaza al periodismo deportivo nacional-, se decida a quitarles el bozal a los Faitelson y compañía, para dar a conocer al mundo entero la forma precisa -y perfectamente demostrable- en que el argentino vendió a México para facilitar la comprometida calificación de sus paisanos.

A diferencia de otros fraudes, los que se cometen en el futbol pueden ser desmenuzados a fondo gracias al video y, aun así, la pandilla de “técnicos mercenarios” que las mafias bananeras contratan en países tercermundistas, siguen vendiendo espejitos para consolidar la hegemonía de los mismos de siempre, en el millonario y corrupto deporte internacional más popular.

 

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