Dijo, compungido, que lamenta algunas de sus críticas recientes al presidente estadounidense

Por Jesús López Segura

Elon Musk, ese millonario que lo mismo vende autos eléctricos que se cree dueño del planeta por tener un cohete y una red social, decidió ondear la bandera blanca frente a su exjefe naranja, Donald Trump. Después de protagonizar una pelea digna de telenovela corriente —con insultos, traiciones y hasta menciones a Jeffrey Epstein—, Musk ahora dice que “se pasó de lanza” y que se arrepiente de lo que publicó contra el presidente gringo.

La pelea fue de campeonato: Trump lo tachó de loco, Musk lo acusó de corrupto y hasta insinuó que el magnate estaba embarrado en el escándalo Epstein. Todo mientras el Congreso discutía un presupuesto que Elon tildó de “abominación” porque, claro, el genio de Marte ahora también es economista.

Pero el berrinche de Musk duró poco. Apenas Trump le amenazó con cortarle subsidios millonarios a Tesla y SpaceX, Elon hizo lo que mejor sabe hacer: borrar tuits, agachar la cabeza y hacer como que no pasó nada. Como el típico matón de secundaria al que le quitan el sándwich.

Mientras tanto, Trump, encantado con el papel de bully oficial, le recordó al mundo que puede destruir a Musk con una firma. “Le deseo lo mejor”, dijo con una sonrisa estilo Padrino. Traducción: “Respeta, niño, o te quito tus juguetes”.