miércoles, noviembre 6

Lo mejor del “debate” fue que ¡solo duró una hora! LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López S.

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Alejandra desperdició su última oportunidad de reducir la ventaja de Delfina, la próxima gobernadora

Especular sobre quién de las dos distinguidas protagonistas ganó el segundo y último debate por la joya de la corona mexiquense, resulta ser un ejercicio ocioso porque, para empezar, no fue un debate, sino una aburrida sucesión de lecturas alternadas de tarjetas, sazonada con esporádicas escaramuzas basadas también en tarjetas previamente confeccionadas por guionistas poco creativos de ambos equipos.

Tres mujeres valientes se apegaron al guion del IEEM para arrebatarnos la oportunidad de disfrutar el partido de ida del clásico Chivas-América en la semifinal del futbol mexicano. Y digo valientes porque Alejandra del Moral se la rifó, sola, ahora sí que abandonada por completo por el otrora poderoso Grupo Atlacomulco que, ya no puede quedar ninguna duda, pactó la entrega de la plaza a cambio de impunidad y embajadas para algunos exgobernadores.César Camacho y Alfredo del Mazo

Delfina Gómez siempre estuvo en desventaja por sus ostensibles limitaciones para improvisar, hablar y hasta leer correctamente y, sin embargo, ahí estuvo, al pie del cañón, salvando el día, lo que dibuja a una mujer arrojada en los hechos, más que en las palabras, dispuesta para la acción y no para el discurso, que es precisamente lo que se necesita para ser buena gobernadora.

Finalmente otra mujer indudablemente valiente, la que satisfizo ampliamente las expectativas de pasar desapercibida, castrando por completo el papel de “moderadora activa” que formalmente se le había requerido, para terminar de arruinar un formato que presagiaba más que un debate, un desastre. Se necesita valor para exponerse públicamente en tan triste papel.Alejandra del Moral y Delfina Gómez en segundo debate por el Edomex

Donde arrasó Delfina fue en el post debate, al menos para los que lo vimos en Milenio TV. Se veía muy relajada en la conferencia de prensa, arropada por todos los líderes partidistas aliados y por el poderoso delegado de Morena en la entidad, Higinio Martínez. Se trató de una auténtica cargada mediática en la que la siguieron las cámaras hasta las puertas del IEEM, donde la aclamaba la multitud, al más puro estilo del destape priista, mientras Ale caminaba casi sola y se perdía, igual que sus aspiraciones, en los obscuros pasillos del edificio transparente.

El colmo de la cargada mediática de Milenio se dio cuando la “entrevista” de Alejandro Domínguez con Eric Sevilla fue cortada de inmediato para dar paso a las imágenes de Delfina regresando al primer piso del edificio de cristal, donde se movía como si fuera su propietaria.Delfina Gómez festeja después del debate

Ni Marco Cortés, ni Jesús Zambrano, vamos, ni siquiera la delgada del CEN, Ana Lilia Herrera, acompañaron a la derrotada priista que presumía a diario, desde la precampaña, de valiente, pero sin atreverse jamás a asumir la responsabilidad de cambio, a partir de un diagnóstico claro de los innumerables platos rotos que deja su secular partido, en inminente peligro de extinción.

Bienvenido el cambio. Ojalá doña Delfina tenga el valor de enmendar, en el Estado de México, las graves limitaciones que ya lleva acumuladas, en muy poco tiempo, el obradorismo o “cuarta transformación” a nivel nacional, entendiendo que por su misma juventud, ese gran movimiento se encuentra en un necesario proceso de construcción que da lugar a confrontaciones estériles que retardan el ideal de unidad de todos los mexicanos y mexiquenses de bien, sin importar su filiación partidista, aplicando la ley con rigor a todos los corruptos, de uno u otro bando. ¿Es eso mucho pedir?

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