¿Se vendió del Mazo? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
No creo que acepte la embajada negociada, porque a estas alturas sería demasiado descarado
Paloma Sánchez, diputada del PRI y vocera en la Cámara Baja de ese partido -ahora sí definitivamente en franco proceso de extinción-, acusó de manera tajante y sin anestesia al gobernador mexiquense, Alfredo del Mazo Maza “de haber operado en contra de la candidata de su partido, Alejandra del Moral, a cambio de una embajada”.
Ya antes había habido acusaciones directas en ese sentido. “Fuentes confiables” de algunos columnistas denunciaron que Del Mazo instruyó a sus míticas huestes de mapaches a que operaran en favor de Delfina Gómez.
Si hubo o no tales anomalías que configurarían un claro ejercicio de traición, es probable que no lo sepamos jamás, porque, como operador político, Del Mazo ha demostrado con creces ser muy limitado, pero aún así no creo que sus consejeros sean tan torpes de inclinarlo a que acepte una embajada que, sin duda, el habilísimo Presidente López Obrador le pondrá en bandeja de plata, no tanto para honrar un presunto acuerdo de impunidad para él y toda la pandilla que lo colocó en el Palacio de Gobierno de Toluca, sino para reconocerlo públicamente como un aliado secreto y lograr con ello el repudio hacia el PRI, en general, y al Grupo Atlacomulco en particular.
Quien sí podría aceptar una jugosa embajada podría ser el esquirol profesional Juan Zepeda, el verdadero artífice -por simple abstención- del inobjetable triunfo electoral de la maestra Delfina Gómez, una buena mujer que ocupará el quizá segundo cargo en importancia a nivel nacional, los próximos 6 años, compartiéndolo con el grupo de hombres texcocanos que la empoderaron y, desde luego, con López Obrador un año como Presidente y lo que le reste a su Maximato desde el rancho La Chingada.
Para Alejandra del Moral, mis respetos, porque se la rifó sola, aunque aparentemente acompañada por un grupo de auténticos lastres como Alejandro Ozuna Rivero (encargado de enterrarla a nombre del impresentable Luis Miranda); Erwin Lino, el particular de Peña Nieto que realizó multimillonarios negocios al amparo del poder; Eric Sevilla, quien de carcelero que arruinó el espíritu de readaptación social en el Edomex, pasó a arruinar lo poco que quedaba del PRI, prostituyendo un programa como el de la Tarjeta Rosa; y una serie de personajes más que tratarán de acomodarse, como siempre lo han hecho, a cada nueva circunstancia que estorbe a sus ansias de poder.
Ya los veremos muy pronto de lambiscones de doña Delfina y sus mosqueteros.
P.D. Muy doloroso que el gigante del periodismo, Ricardo Rocha, quizá el periodista más chingón del México contemporáneo, haya fallecido despreciado por quienes, ahora, dicen haber sido sus amigos entrañables, pero que terminaron arrojándolo al refugio del tarado Carlos Alazraki, único miserable que se atrevió a mencionar que Rocha murió de una afectación hepática.
P.D. 2.- Supongo que la pintoresca expresión de Mario Delgado: “nos los requetechingamos” incluye también a Berdeja y a Guadiana.