Es Xóchitl Gálvez: AMLO. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Se perfila la guerra de los huipiles o, en su defecto, la guerra de las Claudias
Esta mañana, el presidente López Obrador develó un misterio que todo el mundo ya sabía: es Xóchitl Gálvez la que se perfila en el Frente Amplio por México, aunque Santiago Creel no coincide, pues esta misma mañana se inscribió para participar en el proceso, mientras sigue la desbandada de inconformes con el mismo.
Independientemente de quiénes renuncien este medio día al PRI junto con el anunciado senador Miguel Ángel Osorio Chong, es previsible que haya renuncias en masa de priistas de muy alto nivel que se van a ir desgranando conforme se acerque la hora de definir candidatas y candidato presidencial. El papel fundamental en el proceso irá de la mano con las decisiones de Movimiento Ciudadano, el expresidente Carlos Salinas de Gortari, y el precandidato morenista “disidente” Marcelo Ebrard.
Si Marcelo se anima realmente a cuestionar al obradorismo pero siempre defendiendo los principios fundamentales de la 4té -que AMLO ha desdeñado no en su encendida retórica, pero sí en su contradictoria práctica de gobierno- podría abanderar a los millones de decepcionados del obradorismo junto con los millones de inconformes con las dirigencias de los partidos del Frente Amplio por México, lo que quizá le alcanzaría para vencer a Claudia Sheinbaum.
Si Marcelo le saca al parche (como le sacó Monreal) y decide mantenerse en el redil de rasca espaldas del mandatario, entonces MC podría jugarla con los disidentes del Frente y, concretamente con Claudia Ruiz o Beatriz Paredes, lo que perfilaría la guerra de los huipiles (Xóchitl por el Frente -fundamentalmente panista-, Beatriz Paredes por MC, alimentado por priistas “progres”, y Claudia Sheinbaum por Morena).
Junto con MC, quien jugará el papel fundamental en las decisiones sucesorias, será el todavía jefe de la nomenklatura priista, Carlos Salinas de Gortari, quien alienta la fractura oficial del priismo con la cascada de renuncias que se avecina, y tratará de imponer, en acuerdo con Dante Delgado, a su sobrina (la guerra de las Claudias) o a Marcelo, pagando una muy añeja deuda con su brother frustrado Manuel Camacho Solís.
Claro que el agudo olfato político del presidente López podría iluminarlo y hacerlo rectificar en su obsesión por Adán o por Claudia, y se decida a jugarla con quien la oposición priista “progre”, ya divorciada de los panistas, se sentiría muy atraída, aglutinando el voto de los pobres, pero también de la clase media. Marcelo por Morena podría arrasar en la elección y López lo sabe, pero tiene desconfianza de que el excanciller no se plegaría tan fácilmente a ser mangoneado desde el rancho La Chingada. Ya veremos.
Por lo pronto, Marcelo ratificó en entrevista con La Jornada que “lo único por lo que rompería con Morena, lo inaceptable, es que quieran hacer una chicanada, una cosa rara, una adulteración del sentido de la encuesta” y la obediente Comisión Nacional de Derechos Humanos (quizá nunca antes tan sumisa ante el poder presidencial) determinó que hubo “violaciones graves a los derechos humanos, al trato digno, a la vida y a la integridad y seguridad personal” de los reclusos, a más de tres meses de la tragedia, en la que fallecieron 40 personas, en el incendio del centro de detención migratoria de Ciudad Juárez, el pasado 27 de marzo.
Lo interesante del caso es que la CNDH responsabiliza directamente por esa tragedia a las secretarías de Relaciones Exteriores (SRE) y de Gobernación (Segob), así como al Instituto Nacional de Migración (INM), lo que constituye un claro indicador de que la encuesta empieza a perfilarse (junto con sondeos previos) en favor de Claudia Sheinbaum y explica por qué Marcelo, en la misma entrevista de La Jornada, dice estar más preocupado por el fuego amigo que por la oposición.