Apapacha Ebrard a la revista Proceso. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Quizá por ello esta mañana AMLO estuvo particularmente agresivo contra la prensa
Marcelo Ebrard tuvo la osadía de destacar la importancia de la revista Proceso como “un símbolo en la historia de México“, enfatizando que se trata de “un proyecto editorial que es de todos”. Durante el primer conversatorio organizado por la revista que figura como uno de los medios más criticados por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, el aspirante a la candidatura presidencial por Morena rememoró su conexión personal con la publicación, recordando cómo vivió su nacimiento en la década de los 70, cuando era estudiante de preparatoria.
Ebrard reconoció que él y sus compañeros de clase se dedicaron a promover el semanario en las calles de la Ciudad de México cuando se publicó el primer número en 1976. Para ellos, Proceso representaba una forma de resistirse al poder, en una época en la que la información era escasa y los medios de comunicación eran limitados.
El político resaltó la importancia de Proceso como un símbolo y elogió su enfoque crítico y su búsqueda constante de informar desde su propia perspectiva. A pesar de que en ocasiones ha tenido diferencias con la revista, el excanciller valoró la seriedad y la trayectoria del proyecto editorial, planteando que, de alguna manera, “pertenece a todos”.
Durante el encuentro con los suscriptores de la revista, Ebrard aprovechó la oportunidad para compartir algunas de sus propuestas en caso de llegar a la Presidencia de la República. Entre ellas, destacó su intención de fortalecer los cuerpos de seguridad para que sean capaces de enfrentar, de manera efectiva, a la delincuencia organizada.
Esta conducta del aspirante presidencial perfila de manera inequívoca un enfoque cuidadosamente crítico hacia el presidente López Obrador, respecto del cual las demás corcholatas mantienen una devoción casi enfermiza, muy destacadamente la puntera Claudia Sheinbaum, quien no solamente no se atreve a insinuar siquiera nada que pudiera interpretarse como una leve crítica al mandatario, sino que llega al extremo de respaldarlo textualmente en todo y hasta imitando -fallida y en ocasiones hasta ridículamente- su forma de hablar.
Don Andrés Manuel se notaba esta mañana particularmente molesto con la prensa en general al introducir en su programa (que no es conferencia de prensa sino eso, un programa de entretenimiento político, con extras disfrazados de periodistas para dar pie a los largos monólogos del conductor y música, de muy mal gusto por cierto, al final) la sección de quién es quién en las mentiras de la semana, esa oda desafinada de lastimosas alabanzas a don Andrés y a su vocero, por cuenta de la divertidísima señora Vilchis.
Coincido con el destacado analista político José Antonio Crespo, en que la incontenible irrupción de Xóchitl Gálvez en el escenario sucesorio, potenciada por la torpe obsesión de los fanáticos obradoristas por descarrilarla, favorece aún más las aspiraciones de Marcelo (el clásico tiro por la culata), porque Xóchitl haría pedazos en cualquier debate a doña Claudia, con todo respeto, y el único que podría enfrentarla, en una campaña muy competida, sería el ex canciller, lo que probablemente termine por modificar los planes del dedazo presidencial disfrazado de encuestas. Ya veremos.