La sentencia previa de Marcelo. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Sigue AMLO promocionando a Xóchitl Gálvez ¿se habrá decepcionado de sus propias corcholatas?
El Plan Ángel, presentado ayer por Marcelo Ebrard, que dice nos convertirá en “el país más seguro del mundo” consiste en una combinación de varias tecnologías de vigilancia:
1.- Reconocimiento facial.
2.- Identificadores sobre disparos de armas de fuego: “Necesitamos tener las últimas versiones (del programa) para saber dónde ocurrió un disparo en cada ciudad, carretera o también en las zonas rurales de México“.
3.- Detectores de armas por patrones de movimiento y reconocimiento morfológico de la delincuencia: “Un delincuente tiene una cierta forma de actuar y caminar y podemos establecer patrones. Eso ya es posible”, explicó el excanciller.
4.- Rastreadores de vehículos y uso de drones.
5.- Cámaras inteligentes: El exfuncionario federal propuso que cada elemento de la Guardia Nacional pueda ser equipado con una de estas cámaras, lo que los convertiría en “fuentes de información en tiempo real de lo que está ocurriendo en la vía pública.
6.- Inteligencia Artificial: Propuso crear un ecosistema basado en Inteligencia Artificial para tener todas las bases de México conectadas.
Al violar la ley que le prohíbe adelantar planes de gobierno, es decir, al caer flagrantemente en inequívocos actos anticipados de campaña, Marcelo Ebrard ha tenido la amabilidad de mostrarnos su pobre visión sobre la seguridad pública y su fascinación personal, “derivada de sus múltiples viajes”, ante los avances tecnológicos y la ciencia ficción sobre los que el neoliberalismo salvaje fundamenta su intención de convertir la pavorosa inseguridad pública en un gran negocio.
En vez de pensar, por ejemplo, en convertir la profesión de policía en una de las mejor pagadas, reclutando a egresados de todas las carreras de humanidades y ciencias sociales para que tomen cursos especializados de posgrado y desempeñen labores policiales (invariablemente en sus comunidades de origen), al nivel de los países más avanzados del mundo, con sueldos de, digamos, 50 mil pesos mensuales, seguros de gastos médicos mayores para ellos y sus familias, programas de capacitación continua y de vivienda, Etc., prefiere tirar grandes fortunas -como hizo Genaro García Luna– en la compra de chatarra tecnológica que los países “centrales” desplazan hacia los “periféricos” para seguir financiando su propio avance tecnológico ¡a nuestras costillas!
En lugar de revertir los procesos de “capacitación” que Felipe Calderón convirtió en la tarea absurda de preparar “policías de excelencia” pero mal pagados, y Andrés Manuel López Obrador en la misión imposible de transformar a soldados formados para la guerra, en “agentes protectores de derechos humanos“, Marcelo quiere jugar al “minority report”, es decir, a aplicar la ciencia ficción que es maravillosa para el cine pero no para jugar con la seguridad pública de un país hundido en el holocausto de cientos de miles de asesinatos ¡desde hace ya casi tres sexenios!
En un país donde hasta los niños saben (excepto las policías y fuerzas armadas) dónde viven los capos del crimen organizado, dónde operan y qué autoridades los protegen, Marcelo nos sale con la “genialidad” de comprar carísima tecnología para determinar, mediante su modo de caminar, quién es un delincuente en potencia, para como en la cinta de Steven Spielberg, protagonizada por Tom Cruise, condenarlo en sentencia previa, es decir, antes de que cometa el delito, lo que no solo plantea la disyuntiva del determinismo (social, económico, racial o de género) contra el libre albedrío, sino que pone en ridículo a un precandidato presidencial que requiere de altísima tecnología para percatarse de que un pato ¡camina, grazna y vuela como pato!, a menos que decida disfrazarse de guacamaya.
Quizá don Andrés esté tan decepcionado de que sus corcholatas no den el ancho, que ha decidido impulsar cotidianamente en su Mañanera a Xóchitl Gálvez por la vía más eficaz que se conoce, la desacreditación, que es justamente la contraparte del llamado “beso del Diablo”.
“No me preocupa hacia adelante, porque además estoy seguro que va a continuar la transformación, que este… le va a ganar el pueblo a la oligarquía; va a ganar la democracia a la oligarquía.
[Lo interrumpe la lambiscona reportera que le dice que es porque puede ser que no haya un personaje de lucha, como él, con esa trayectoria social que no cualquiera la trae. Más bien esa es la preocupación, cuando se menciona a las corcholatas, le dice y Amlo responde]:
“Pero deben tener la tranquilidad quienes simpatizan con la transformación de México, que los sustitutos son muy buenos, es gente con cercanía al pueblo, preparada, con experiencia política, honestos, independientes, porque eso es muy importante.
Es que la señora Xóchitl Gálvez pues es Fox, es Salinas, es Claudio X González, es Roberto Hernández, entonces entran así, los imponen y entran atados de pies y manos, son peleles, son títeres, empleados de la oligarquía.
En cambio, los que van a recibir el bastón de mando del movimiento de trasformación al que le voy a entregar, hombre o mujer, pues van a tener autonomía, van a ser independientes, van a tener solo como amo al pueblo de México… En el caso de Xóchitl ya sabemos, la quieren para seguir robando, para seguir saqueando”.