viernes, julio 26

AMLO y la transformación… de sí mismo. LA VERSION NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Don Andrés nos sorprende a diario con actitudes autoritarias que violan los principios que dice defender

Que pena que don Andrés Manuel López Obrador esté defraudando, en su práctica de Gobierno, los más caros principios sobre los que construyó su espléndida carrera como el opositor más destacado del México contemporáneo, principios como el de considerar como un delito grave el fraude electoral, que incluye que un mandatario use su puesto y los recursos públicos cuantiosos del mismo para detractar a sus opositores en campañas ilegalmente adelantadas.

Creía en él. Desafiaba verbalmente a los genocidas y saqueadores del prianismo con enorme gallardía. Si votara (que nunca lo he hecho porque en el fondo soy un anarquista de corazón que considera, como Bakunin, a “cualquiera que ponga la mano sobre mí para gobernarme, como un usurpador y un villano”), si votara, decía, lo hubiera hecho por él.

En un principio me tragué casi completito el cuento de que por fin había llegado un cambio saludable para un país cuya inmensa riqueza se había convertido en patrimonio de unos cuantos cabrones, abusivos, gandallas, mentirosos. Pero poco a poco López nos ha venido mostrando un impensado rostro simulador, manipulador, engañabobos (me incluyo en lo de bobo), por lo que, en mis largas pláticas con Daniel Serrano, en transmisiones en vivo, siempre me quedaban dudas.AMLO ha dado muestras de ser diferente de como llegó

Para quienes no lo conocen, Daniel es el líder de una de las tribus morenistas mexiquenses conocida como “Los Puros“, nombre que sugiere sus integrantes no ceden a las tentaciones de la realpolitik, manteniendo los principios por encima de las vicisitudes de la lucha por el poder. Maquiavelo -uno de los padres de la realpolitik- sostenía que el bienestar del Estado dependía de que el gobernante aprendiera a utilizar el mal para lograr el bien, asumiendo que el “príncipe” debía realizar los engaños e intrigas que fuesen necesarios para no caer en los engaños e intrigas de sus rivales.

Disfrutaba de las conversaciones con Daniel porque era tolerante a la crítica, tanto en privado, como en público, ante las cada vez más evidentes contradicciones del patriarca absoluto de un gran movimiento que comenzó conquistando la Presidencia y ha terminado arrasando en casi todos los estados de la República, incluido el nuestro, el último bastión del Grupo Atlacomulco y del priismo en proceso de franca y tal vez irremediable extinción.Daniel Serrano Palacios

Toca a los morenistas puros, o impuros, arreglar las cosas. Volver a los principios. Hacer a un lado las pretensiones del alcalde de Ecatepec, por ejemplo, que encarrerado con los excesos de don Andrés, quiere imponer nada menos que a su esposa -según trasciende en algunos medios locales- como su sucesora en el cargo, mientras los habitantes del municipio más poblado de México y uno de los más populosos del mundo, sufren por la imperdonable carencia de agua.

Criticar con la dureza necesaria en este delicado momento a don Andrés para que rectifique y recupere el rumbo de los principios, por encima de las ambiciones de poder, es obligación de quienes -desde cualquier trinchera partidista o independiente- defendemos esos principios. Es por amor a ellos y no por el culto a la personalidad de nadie. Es por el bien del propio López Obrador que debe pasar a la historia como el gran luchador social que se mantuvo limpio hasta el final y no sucumbió a las tentaciones de la realpolitik.AMLO no tolera la crítica

Quienes parecen idolatrarlo deberían ser los primeros interesados en ahorrarle la vergüenza de ser recordado como el persecutor implacable de una dama que, sin el ilegal y cobarde despliegue presidencial para destruirla, hubiera permanecido en la mediocridad en la que se mantuvo antes de que la catapultaran torpemente a las nubes. Son errores que se pagan muy caro.

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