El sexto dedo en la mano de Sheinbaum. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Máynez ya no pudo disimular su papel de esquirol -típico de MC- para restarle votos a Xóchitl
El dedo extra que sus erráticos publicistas le pusieron en la mano a Claudia Sheinbaum, “la creatura” de López Obrador -en el apócrifo montaje fotográfico para celebrar “su triunfo en el segundo debate”-, podría representar una evocación inconsciente, ilustrada, del dedazo presidencial que prostituye políticamente y le hace sombra a una mujer indudablemente inteligente, preparada, y potencialmente buena mandataria, si no fuera porque está siendo utilizada para establecer un maximato redivivo desde Palenque, es decir, “La Chingada“, donde habrán de confluir los trenes Maya y Transoceánico, por ninguna razón estratégica más allá de la residencia futura de su manirroto constructor.
Es muy difícil determinar quién gana o pierde en los debates. Los puntos que se puedan arrancar en las encuestas dependen no tanto del desempeño de los candidatos en ese show, sino del dinero que repartan sus equipos de campaña entre la prensa, principalmente la electrónica, luego de los debates, es decir en el multicitado “posdebate”.
Sin atreverme a señalar ganadores o perdedores, puedo mencionar que Xóchitl se vio más suelta que en el desastroso primer debate, y comenzó muy bien cuando puso el dedo en la llaga al condicionar el desarrollo económico del país en la posibilidad de erradicar la extorsión, flagelo que destroza cualquier emprendimiento en vastas zonas del país, estrangulando la aspiración de desarrollo no solo económico, sino social, político y de cualquier otra índole.
Mal asesorada, Xóchitl se enroló en acusaciones anecdóticas y abandonó durante el resto del debate ese enfoque crucial que marca el sello de la administración obradorista: el gatopardismo típico de don Andrés que dice amar a los pobres, al tiempo que apapacha a la banca y a los grandes empresarios corruptos, delincuentes de cuello blanco, y abraza descaradamente a los delincuentes organizados que extorsionan, masacran y torturan, en las narices de una Guardia Nacional meramente ornamental, a la sociedad mexicana en su conjunto.
Nadie le ha explicado a Xóchitl, por lo demás, que los 5 millones de mexicanos que lograron salir de la pobreza, no lo hicieron por políticas acertadas del obradorismo, sino por los más de 60 mil millones de dólares anuales que les envían sus parientes migrantes en Estados Unidos.
Claudia, creatura del Presidente, siguió jugando su mismo y único papel rígido de hacerse la indiferente sobre las escandalosas fallas del obradorismo, es decir, la corrupción de muchos de sus allegados, la militarización compulsiva del país, la inseguridad lacerante y los retrocesos terribles en materia educativa y de Salud, entre otras.
Y el sonrisas de Guasón, Máynez, no pudo ya disimular su papel de esquirol para robarle votos a Gálvez, como lo reconoce hasta el mismísimo Julio Hernández López en su comentario de hoy en el Astillero de La Jornada:
“¿Ganador el candidato de la sonrisa tatuada? Bueno, es una forma de acomodar un hipotético podio posdebate. Cada vez resulta más evidente el juego o, más bien, el jugo de naranja que han diseñado el dantesco Delgado, la pareja fosfo fosfo y el habilitado Máynez: servir a la causa morena y claudista mediante la tercería que no va a triunfar en la contienda pero sí sirve para golpetear a Xóchitl y reducir el volumen de votos opositores que ella podría recibir”.
P.D. Al leer en la columna de El Universal de Carlos Loret de Mola que los publicistas de Sheinbaum retocaron tanto su foto que hasta seis dedos le pusieron en la mano, me lancé a buscar esa imagen y me topé con que ya la habían retirado de las redes de la candidata. ¡Qué miedo le tienen a Loret y a otros medios como Atypical Te Ve!