¿Los pueblos tienen los gobernantes que merecen? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López S.
El WSJ considera posible que gane Xóchitl por “el voto oculto”, si hay una alta participación
Cualquier exhorto a los seguidores de AMLO para que moderen los excesos inauditos de su líder, es interpretado de inmediato por las hordas obradoristas como una acción encaminada a derrotarlos en las urnas. Cualquier reflexión inspirada en principios -como todos aquéllos que dice López han honrado su conducta en forma inamovible-, se asume como una agresión “electorera”. Cualquier intento de diálogo es interrumpido con la descalificación no de los argumentos, sino de las personas que se atrevan a plantearlos.
A diario López humilla públicamente a todos los que osan contradecirlo, sean periodistas o intelectuales, sin aportar nada sobre el tema a discusión. El resultado de esta cacería cotidiana de “neoliberales clasistas y racistas” -algunos incluso con nombre y apellido, sin impulsar las consecuentes carpetas de investigación sobre sus presuntos delitos-, es que la gente más mal informada tiende a generalizar -y ese es el meollo de la estrategia de AMLO– culpando a todos los opositores de las trapacerías de unos cuantos a los que cualquier Presidente honesto estaría obligado a perseguir judicialmente.
Pero don Andrés se lavó las manos desde el principio con el ridículo argumento de que “lo suyo no es la venganza” y terminó incorporando a muchos de esos delincuentes -contra los que arremete verbalmente-, en las filas de Morena y sus asociados, muy destacadamente del Partido Verde. La valiente periodista Reyna Haydee Ramírez logró la hazaña de acorralarlo en esas contradicciones, en una imperdible irrupción de racionalidad en La Mañanera de ayer que provocaba risillas nerviosas y cuchicheos de los cortesanos dedicados al periodismo rastrero matutino de Palacio Nacional.
En lo personal me da enteramente igual si la elección presidencial la gana Claudia o Xóchitl. De esta última no me agradan varias cosas. Es una luchadora, de eso no hay duda, pero está acompañada por los restos del prianismo depredador que han sobrevivido al embate brutal de don Andrés, empeñado como está en reinstalar el régimen de partido único, rodeado de satélites, pero ahora encabezado por la corriente nacionalista revolucionaria del viejo PRI, como una revancha por lo que hicieron las corrientes conservadoras del partido hegemónico, cuando Manuel Bartlett impuso, con la caída del sistema, 3 décadas al hilo de noeliberalismo salvaje.
De Claudia, espero que logre sacudirse la influencia de AMLO y pueda corregir los más graves de sus desastrosos errores, sobre todo en materia de Seguridad, Educación y Salud, aunque si Carlos Loret tiene razón en lo que plantea en su columna de hoy en El Universal, creo que estaremos fritos los mexicanos, pues nos aproximamos a un segundo piso no de lo mismo, sino de algo todavía peor.
De los hijos de AMLO -dice Loret-, Claudia es la más obediente y la más perversa. Ha adoptado el discurso y el plan, pero no solo seguirá la agenda de AMLO, sino que pretende llevarla aún más lejos. Está decidida a completar la cooptación de la Suprema Corte y del Instituto Nacional Electoral (INE), continuando con la destrucción de los contrapesos democráticos en México, bajo el pretexto de empoderar al pueblo.
Describe a Sheinbaum como autoritaria, sectaria y soberbia, dispuesta a perseguir a la oposición y a cualquier crítica, ya sea de la prensa, la sociedad civil o los activistas. Representa -dice- una amenaza mayor que AMLO para la democracia mexicana. También resalta su habilidad y disciplina, señalando que podría ser más efectiva que sus predecesores populistas en implementar su agenda autoritaria.
“En julio de 2022 -concluye Loret-, me marcó un artículo de Janan Ganesh en el Financial Times: ‘Cuidado con la ola de populistas competentes’. Hablaba de cómo se jubilaba una generación de populistas excéntricos y llegaban sus herederos, los populistas disciplinados. Se van los showmen desordenados y llegan sus hijos nerds capaces de terminar de leer un dossier con datos, de dedicar horas al tedioso trabajo de caminar desde la planeación hasta la implementación. Se van los manojos de impulsos y llegan los del excesivo autocontrol. Se acaban las payasadas, empieza la frialdad. Se va el circo y se quedan los leones sin jaula.”
A diferencia de Loret, quien prácticamente da por descontado un triunfo electoral de Sheinbaum, el más reciente artículo editorial de The Wall Street Journal aborda posibles sorpresas en las próximas elecciones presidenciales de México, señalando que una alta participación electoral podría favorecer a la candidata opositora Xóchitl Gálvez. A pesar de que Claudia lidera las encuestas, el periódico menciona que podría existir un “voto oculto” que altere los resultados.
Ese “voto oculto” al que alude el diario norteamericano podría surgir del “México profundo” al que AMLO ha mantenido atolondrado con sus cada vez más insufribles peroratas cotidianas, pero que ha irrumpido en el escenario en forma de masa incontenible, teñida de rosa, lo que revela su inocultable contaminación clasemediera.
AMLO le ha hecho creer a las mayorías menos ilustradas del país (a las que seduce calificándolas como “las más politizadas del mundo”) que sus adversarios les robaron la parte del presupuesto que les correspondía (conforme a su absurda convicción administrativa de que el presupuesto debe repartirse, como si fuera un botín, entre la población) para enriquecerse hasta la ignominia, enfatizando que esos “reverendos ladrones ni siquiera perdían su respetabilidad”.
Eso es enteramente cierto, pero constituye, como casi todo lo que sale de la boca de don Andrés -con todo respeto-, una verdad a medias. La tarea fundamental de un Presidente no es desgastarse con interminables discursos para que los reverendos ladrones pierdan su respetabilidad -y la gente, entonces, no vuelva a votar por ellos, a menos, claro, que sean purificados por la 4té-, sino metiendo en la cárcel a los corruptos comprobados, porque juró cumplir y hacer cumplir la ley, lo que nada tiene que ver con la venganza.
Cualquiera de las dos postulantes que ocupe la Presidencia deberá rectificar los gravísimos errores de López Obrador, sobre todo en materia de Seguridad. Ignoro si Claudia o Xóchitl tendrán la capacidad de hacerlo, incluso me parece que Máynez tiene mejores planteamientos, aunque es una pena que los use para restarle votos a la oposición en el indecoroso papel de esquirol que lo perseguirá el resto de sus días. En cualquier caso, el pueblo mexicano tendrá que organizarse mejor para dejar de ser botín de ambiciosos, ineptos y corruptos y tomar, así, las riendas de un destino mejor.