“El compañero presidente” y el asesinato de la democracia. AL GRANO. Por Jesús López Segura
Las huestes de encumbrados sobre la espalda de don Andrés están, ahora, al borde del abismo
Ayer asesinaron de un tiro en la cabeza -como a Colosio– al candidato de la alianza opositora en Coyuca de Benítez, una bellísima comunidad de pescadores a 15 minutos de Acapulco, en plena zona destruida por el huracán Otis en octubre pasado. Las calamidades no parecen tener fin para los guerrerenses, como si se tratara de pagar factura por haber nacido en semejante paraíso, convertido, por la perversidad de nuestros políticos, en un infierno.
Entre otras muchas desgracias que azotan al pueblo de Guerrero, ayer vi a Félix Salgado Macedonio, “El Toro sin Cerca”, a espaldas de… ¡biiip!, para no meterme en problemas, en el show de Los Ángeles Azules, en el zócalo capitalino, plagado de acarre … perdón, olvidaba otra vez que por la veda, no debo hablar ni bien ni mal de ningún candidato o candidata, ni dar resultados de encuestas, ni exhibir alguna señal que pueda ser interpretada como una falta.
De hecho me pregunto si los muy probables próximos asesinatos de candidatos, de aquí al domingo, podrían ser juzgados como delitos electorales pues, aparte de segar la vida de un ser humano -lo que de por sí es un delito gravísimo- implica inducir el voto hacia el oponente electoral de la víctima.
Y me pregunto también si hablar de don Andrés, a quien en el universo digital se le identifica con muchos otros nombres, podría ser interpretado como una violación a la veda, cuando “El Cacas“, como le dicen los que más lo odian, o El Supremo (Guillermo Sheridan dixit), o El Mesías Tropical (dardo disparado por Enrique Krauze) o El Guango, o El Vejete, El Peje, Etc… no es en este momento candidato a nada, salvo a irse mucho a la … finca que tiene en Palenque.
Otro que andaba rondándole la espalda a doña ¡biiip!, era el poblano que le obsequió una preciosa botella de cognac senatorial a Lord Molécula, rodeado de toda la clase política que persiguió y torturó a nuestra queridísima heroína Lydia Cacho. Me pregunto qué será de todos estos personajes sostenidos por Tartufo (así le dicen otros al presidente), contra la voluntad de los hombres y mujeres de bien en este país, cuando don Andrés se haya retirado, como prometió. Claro que también prometió muchas otras cosas que no solo no ha cumplido, sino que terminó haciendo exactamente lo contrario, como aquello de que devolvería a los militares a sus cuarteles.
El violador profesional guerrerense, el gato enmorenado del “Gober Precioso” y muchísimos otros personajes impresentables, quedarán desamparados cuando don Andrés deje el poder, se vaya o no a su rancho La Chingada y cuando doña ¡biiip! se percate de que la herencia maldita que le dejan se sostiene, hasta ahora, única y exclusivamente con discursos de López Obrador. Litros y litros de saliva derramada en miles de conferencias desde un púlpito matutino que, a Dios gracias, nadie será capaz de repetir.
El tiro en la cabeza de Alfredo Cabrera Barrientos mató también la monumental mentira que teje a diario sobre una presunta “felicidad de los mexicanos” el aspirante a dictador bananero de Macuspana, como probablemente se le habrá de conocer en el futuro a don Andrés.