Tragedias en Edomex perfectamente prevenibles, reporta el diario El País
Ríos de mierda en Ecatepec y Coacalco y la población espera inútilmente la ayuda gubernamental
El Estado de México, una tragedia predecible: mientras las autoridades miran hacia otro lado, la miseria sigue arrasando vidas. En solo una semana, 17 personas han muerto bajo toneladas de tierra en Naucalpan y Jilotzingo, víctimas de deslaves que podrían haberse evitado con algo tan básico como planificación urbanística. En Ecatepec y Coacalco, las lluvias provocaron ríos de excrementos en las calles, pero los habitantes, con un estoicismo devastador, reconstruyen sus destrozadas colonias a la espera de un auxilio oficial que casi nunca llega.
Este escenario no es nuevo. Cada temporada de lluvias, el Estado de México se convierte en el símbolo perfecto de una catástrofe social que se repite año tras año: migrantes rurales asentados en cerros inestables y zonas de riesgo, olvidados por gobiernos que sólo aparecen para tomar fotografías. Delfina Gómez, la nueva gobernadora, lo achaca a la informalidad, pero ignora que estos mismos asentamientos son la única opción para miles de personas que no pueden permitirse vivir en zonas seguras.
El problema de fondo no es el cambio climático ni las lluvias extremas, como algunos expertos sugieren, sino la eterna negligencia de un Estado que ha permitido el crecimiento descontrolado en zonas vulnerables. Mientras tanto, los “guardianes de los cerros” —vecinos que sobreviven en condiciones extremas— se organizan, intentan proteger lo poco que les queda y reconstruyen lo que las autoridades desdeñan.