viernes, mayo 16

La paradoja de los aranceles de Trump: un golpe a la economía estadounidense

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China aplicará aranceles del 34% a EUA. JPMorgan Chase eleva a 60% la probabilidad de que EU caiga en recesión

Las políticas arancelarias de Donald Trump, promovidas bajo el argumento de proteger la industria y los empleos estadounidenses, están generando efectos adversos que afectan directamente a la economía de Estados Unidos. La reciente imposición de un arancel del 34% sobre las importaciones chinas ha desencadenado una respuesta similar de Pekín, que aplicará la misma tasa a todos los productos estadounidenses a partir del 10 de abril de 2025. Esta escalada de represalias no solo perjudica a las empresas y consumidores norteamericanos, sino que también agrava la incertidumbre económica global.

El Ministerio de Finanzas de China calificó las medidas de Washington como una “intimidación unilateral” que viola las normas del comercio internacional y socava la estabilidad de la cadena de suministro. La respuesta de Pekín, además de imponer los nuevos aranceles, incluye restricciones a la exportación de tierras raras esenciales para la industria tecnológica y la inclusión de 16 empresas estadounidenses en su lista de control de exportaciones. Estas acciones no solo afectan a las grandes corporaciones, sino que también repercuten en pequeñas y medianas empresas estadounidenses que dependen de insumos chinos para su producción.

La política proteccionista de Trump no solo ha provocado represalias comerciales, sino que también está aumentando el riesgo de una recesión en Estados Unidos. JPMorgan Chase ha elevado al 60% la probabilidad de que la economía norteamericana caiga en recesión este año debido al impacto de los aranceles. El banco advierte que la escalada arancelaria representa la mayor subida de impuestos desde 1968 y que, lejos de beneficiar a la economía nacional, está desincentivando la inversión, deteriorando la confianza empresarial y perturbando las cadenas de suministro.

El economista jefe de JPMorgan, Bruce Kasman, señala que estas medidas representan un “shock macroeconómico” que podría arrastrar no solo a Estados Unidos, sino a la economía mundial, hacia una desaceleración. Aunque el impacto inicial podría moderarse con ajustes fiscales, la persistencia de una política comercial restrictiva y la reducción de los flujos migratorios podrían encarecer los costos de producción en el país y frenar su crecimiento a largo plazo.

Paradójicamente, la estrategia de Trump, diseñada para fortalecer la economía estadounidense, está generando el efecto contrario. La guerra comercial con China, lejos de consolidar la supremacía industrial de Estados Unidos, está debilitando su competitividad global y creando las condiciones para una crisis económica que podría extenderse más allá de sus fronteras.

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