Tribunal le corta las alas arancelarias a Trump. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

Tras su revés judicial, el Presidente Ku Klux Klan podría aumentar la presión militar contra México
El reciente fallo del Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos representa un duro golpe a la política económica y comercial de Donald Trump, al bloquear los aranceles generalizados que impuso invocando poderes de emergencia. Este revés judicial no solo limita el uso unilateral del Poder Ejecutivo para imponer aranceles, sino que también trastoca la estrategia de presión económica con la que el presidente ha intentado moldear la conducta de socios comerciales clave, como México.
La decisión judicial invalida el uso de la Ley de Poderes Económicos para Emergencias Internacionales (IEEPA) como fundamento para imponer aranceles indiscriminados bajo el argumento de que los déficits comerciales son una “emergencia nacional”, cuando Estados Unidos los ha padecido durante medio siglo. Al considerar ilegítima esta justificación, el tribunal desarma una de las herramientas más agresivas de Trump para forzar concesiones sin el aval del Congreso. Sin embargo, lejos de significar una derrota definitiva, este fallo podría empujar al mandatario Ku Klux Klan a intensificar otras formas de presión más difíciles de frenar desde el Poder Judicial: las militares.
En particular, México podría enfrentar una escalada en la retórica y acciones de fuerza por parte de Trump, especialmente en el contexto de su insistente narrativa sobre el flujo de drogas y migrantes como amenazas a la seguridad nacional. Ya en febrero, Trump había justificado aranceles contra México, Canadá y China bajo el argumento de que estos países no hacían lo suficiente para detener el tráfico de fentanilo y de migrantes. En este marco, es plausible anticipar que, al verse limitado en su capacidad para imponer sanciones económicas, Trump recurra con mayor intensidad a las presiones militares en la frontera sur o incluso a amenazas de intervención directa contra los cárteles.
Este endurecimiento tendría una motivación doble. Por un lado, le permitiría mantener activa su base electoral bajo la promesa de “mano dura” frente a los desafíos fronterizos. Por otro, serviría como un mensaje directo a la presidenta Claudia Sheinbaum, a quien podría exigir con mayor vehemencia que rompa definitivamente con los “narcopolíticos” heredados de su antecesor y mentor, Andrés Manuel López Obrador.
Liberado, así, de la vía económica, Trump podría sentirse incentivado a trasladar el conflicto al terreno militar, donde cuenta con mayores márgenes de maniobra y menores contrapesos institucionales. La Presidenta Sheinbaum -de quien Trump a dicho “les tiene tanto miedo a los narcos que no puede ni hablar”-, enfrenta una disyuntiva crítica: mantener la línea de continuidad con el legado de AMLO o desmarcarse abiertamente y desmontar las redes de complicidad con el crimen organizado que han debilitado la soberanía del Estado mexicano.
La elección, tarde o temprano, se impondrá. Y ante un Trump reactivado y judicialmente frustrado, no parece haber mucho espacio para la ambigüedad que, hasta ahora, ha dominado el talante de la Presidenta.