jueves, julio 31

Harfuch se refiere hoy al líder de La Barredora como “el sujeto”. AL GRANO. Por Jesús López Segura

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El golpe brutal contra Adán Augusto: señal inequívoca del desafío de Claudia al maximato de AMLO

El senador por Transilvania, Nosferatu López Hernández, mejor conocido como Adán Augusto, está definitivamente en la mira de Claudia Sheinbaum. Por eso su único hombre de absoluta confianza, el secretario Omar García Harfuch, se refirió al líder de La Barredora, en varias ocasiones en La Mañanera del Pueblo, como “ese sujeto“. Cuando un alto funcionario habla con tal desprecio de un presunto delincuente significa que ya está condenado. Y Harfuch lo hizo con la evidente aprobación presidencial.

Pero ello no significa que Adán Augusto, el verdadero jefe de La Barredora, es decir de la franquicia del CJNG en Tabasco, no vaya a defenderse como gato boca arriba. Su respectivo jefe, AMLO, no se lo permitiría, pues es su cabeza la que también podría ponerse en juego si cae López Hernández.

Estamos frente a un manotazo de rebeldía de doña Claudia Sheinbaum (a la que habría que apoyar con todo) cansada ya de ir para un año de jugar a la presidenta sin poder. AMLO controla el Congreso, el Ejército, a la mayoría de gobernadores, varias secretarías, destacando Gobernación y Educación y el partido Morena (aunque las torpezas de Andy ya lo pongan en entredicho).

Sheinbaum parece controlar solo la Secretaría de Seguridad y la de las mujeres, entre otros espacios moderados de poder. Lo que más le importa es hacerse del control del Congreso, porque la mayoría calificada le permitiría a AMLO destituirla con cualquier pretexto, a la menor provocación.

No sorprende, entonces, que doña Claudia haya decidido emprenderla contra Nosferatu y su encarnizado rival en el gobierno de la Ciudad de México, Ricardo Monreal. Ya los tiene a ambos contra las cuerdas, y no tarda su destitución, presumiblemente disfrazada de retiro diplomático privilegiado.

Con el Congreso bajo su control, Claudia Sheinbaum podría asumir, por primera vez, el poder presidencial real. Habrá que ver si AMLO y sus huestes, sembradas en casi todos los espacios de poder, se lo permiten.

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