El triunfo de Milei y el riesgo de un reacomodo económico para México. Al Grano. Por Jesús López S.

La luna de miel entre Trump y Milei podría empujar a México y otros países de la región hacia el BRICS
El reciente triunfo del partido de Javier Milei en las elecciones legislativas argentinas no sólo consolida su poder interno, sino que también podría alterar el delicado equilibrio económico de América Latina. Según la economista Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base, la estrecha sintonía entre Milei y Donald Trump podría traducirse en un trato preferencial para Argentina desde Washington, con implicaciones directas para México.
Siller advierte que, si Trump concreta un acuerdo comercial con Buenos Aires mientras impone aranceles al resto del mundo, Argentina podría convertirse en un competidor directo de México en sectores clave. “Trump ha dicho que quería hacer un acuerdo comercial, entonces mientras que con el resto de los países impone aranceles, con Argentina podría llegar a un acuerdo comercial, y eso puede propiciar que haya más producción y, obviamente, inversión extranjera directa que llegue a Argentina”, señaló en entrevista con Proceso.
El primer impacto, según la especialista, podría darse en la industria cárnica —“Trump dijo que le iba a comprar carne argentina”, recordó—, un golpe simbólico pero significativo en medio de las presiones que enfrenta México con el gusano barrenador y las restricciones sanitarias impuestas por Estados Unidos.
El desplazamiento ya comenzó a reflejarse en los análisis financieros. En abril, un informe regional de Citi mostró que México ha dejado de figurar entre las economías latinoamericanas con mayores perspectivas de crecimiento, un lugar ahora ocupado por Argentina, que, aunque cerró 2024 con una contracción de 1.7%, podría repuntar en 2025 con un crecimiento cercano al 5%.
No obstante, el fortalecimiento del eje Milei-Trump podría tener efectos más amplios que la competencia comercial. Si Washington convierte a Buenos Aires en su nuevo aliado económico preferente en el Cono Sur, el resto de América Latina —y particularmente México— podría verse tentado a reequilibrar su política exterior. La posibilidad de que el distanciamiento con Estados Unidos empuje a México, Brasil, Cuba, Colombia y otras economías regionales hacia el bloque BRICS ya no suena descabellada.
En un contexto de creciente polarización internacional, un nuevo alineamiento de intereses podría acelerar la formación de un mapa económico global más fragmentado: de un lado, las economías dolarizadas y disciplinadas bajo el eje Washington-Buenos Aires; del otro, las que busquen en el yuan, el real o el rublo una alternativa al dominio financiero estadounidense.
En este escenario, el gobierno de Claudia Sheinbaum enfrentará un dilema crucial: persistir en la dependencia estructural del mercado estadounidense o asumir el costo político de diversificar sus alianzas estratégicas hacia el sur global. La inercia heredada de López Obrador sugiere la primera opción; pero si Milei logra convertir a Argentina en el nuevo “favorito” de Trump, México podría descubrir —una vez más— que su cercanía con Washington no garantiza ni estabilidad ni crecimiento.





