Movimiento Ciudadano y la “tercera vía”. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Mientras Ale pide sororidad a Delfina, Eric Sevilla acusa de corrupto a Horacio Duarte
Analistas que respeto mucho como Álvaro Delgado y otros que no tanto como Raymundo Riva Palacio o Carlos Loret de Mola, desbarran de lo lindo -en mi modesta opinión y con todo respeto- a la hora de interpretar las razones que podría haber detrás de la claudicación de Movimiento Ciudadano a participar en las elecciones previas a la presidencial, en los estados de México y Coahuila.
Recurrir a las encuestas -que revelan ciertamente una decrecimiento importante en la popularidad de Juan Zepeda– y usarlas para justificar el retiro de MC de la contienda, revela una inocencia periodística (si no es que un interés inconfesable) y una ignorancia demoscópica francamente preocupantes: no es que Zepeda haya declinado competir porque su popularidad disminuyó drásticamente en los últimos meses. No. Su popularidad declinó porque ya se había tomado la decisión de no participar y se reservó el anuncio hasta el último momento, dejando pasar en blanco la etapa de precampaña, mientras Delfina y Alejandra tiraban espectacularmente la casa por la ventana.
Zepeda podría haber ganado la elección o, cuando menos, haber fungido como fiel de la balanza, lo he dicho aquí hasta el cansancio, como ya lo demostró en los hechos, con creces, en el 17, cuando tuvo una campaña tan exitosa en contra de López Obrador y su delfina, que prácticamente le puso en bandeja de plata la gubernatura a Alfredo del Mazo, esquiroleando más de un millón de votos a la maestra, como cualquiera con un poco de sentido común puede advertir de manera diáfana, unívoca y matemáticamente sustentada. Ése es un punto que nadie en su sano juicio podría pensar que está sujeto a discusión.
Ahora bien, Zepeda pudo hacer de las suya en el 17 porque la jugó con su partido original, el PRD -donde odian a López Obrador al amparo del canibalismo típico de la izquierda mexicana-, mientras MC se abstuvo, como ahora, de participar, porque efectivamente, el partido que encabeza Dante Delgado se niega a funcionar “como fiel de la balanza” que termine beneficiando a una de las dos corrientes dominantes que polarizan al país.
Lo que quiere Dante -y lo ha dejado claro en todas sus intervenciones sobre el tema- es construir una tercera vía, sin los vicios de los nostálgicos del neoliberalismo salvaje -con toda la cauda de saqueo y corrupción– y los fanáticos de un presidente que se dice de izquierda, pero actúa en los hechos como cómplice de la mafia del poder, a la que detracta a diario en su discurso, con fines netamente electoreros, pero perdona judicialmente ¡para asombro del mundo entero!
De ahí que Zepeda y Dante hablen de que el PRIMOR pactó la entrega del Edomex, a cambio de impunidad, hecho que muchos medios maquillan enfatizando que fue “a cambio de Coahuila“.
Por eso Dante amordazó a Juan Zepeda, quien tuvo que sacrificar su aspiración, porque calcularon que era más importante reservarse para la presidencial, donde saben que ni Enrique Alfaro, ni Samuel García, ni Colosio Junior tienen tamaño para vencer a la corcholata del todavía muy popular López Obrador, que no es otra que Claudia o Adán.
Es bastante obvio que el plan M&M se disolvió porque Monreal aceptó ya conformarse con la jefatura de Gobierno y a Marcelo no le quedará otra opción que jugarla con MC, desde donde podría intentar el avance de una tercera vía, pero definitivamente perdería si el partido de Dante traicionara a López Obrador en el Estado de México, haciéndole el favor a Alejandra del Moral, es decir, repitiendo la farsa del 17, con Juan Zepeda. En tal caso Marcelo sería señalado de complicidad con quienes traicionaron al obradorismo.
Ebrard tendrá que pisar con cuidado extremo sobre la barra de equilibrio entre “las cosas buenas que dejó el priismo” y los errores graves del obradorismo -como la militarización y los abrazos a los criminales, incluidos los de cuello blanco-.
Justo lo que intentó Alejandra del Moral, pero fallidamente, porque está muy mal asesorada y porque su jefe, quien la destapó, está jugando en dos pistas -¿alguien lo duda?- en pos de una embajada, pero sobre todo de impunidad para él, su primo, “el licenciado Peña Nieto“, y las hordas de Atlacomulco huérfanas que emigrarán a España, los de más recursos, y a Coahuila los menos favorecidos.
Por eso Ale nos sale ahora con la sorpresa de que ella, en su corazón, es “de izquierda” y se abocará a la tarea de desenmascarar a “la falsa izquierda”, de la mano de los perredistas que la ungieron como su candidata. Los asesores de la priista piensan que con algunas frases hechas la locuaz mujer puede encarnar la tercera vía que anhela el país entero, hartos del saqueo prianperredista y de la fallida promesa de una “cuarta transformación” que terminó en PRIMOR.
Y si no, que le pregunten a Elías Rescala cómo le hizo para que se disolviera el acuerdo con Enrique Vargas del Villar para que fuera el PAN, y no su aliado el PRI, quien encabezara en este último año la JUCOPO del Congreso local del Edomex.
Y que alguien le informe por favor al equipo de campaña de Ale del Moral que sororidad no significa que Eric Sevilla se lance a morderle las valencianas a Horacio Duarte.