Culpa AMLO a Calderón de la violencia en Michoacán. Por Jesús López Segura
Dice que ningún otro presidente se levantaba diario a las 6 de la mañana para “garantizar la paz”
LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Muy conmovido por su visita a Chile para conmemorar los 50 años del inicio de la dictadura de Augusto Pinochet, el presidente López Obrador fue cuestionado en su conferencia de prensa matutina sobre los hechos de violencia que se han desatado en el estado de Michoacán y que han dado lugar a la intención de pobladores “desesperados por la inacción del Gobierno”, de formar nuevos grupos de autodefensa en esa entidad, como el organizado por el legendario Hipólito Mora en La Ruana, acribillado recientemente a pesar de la presunta “protección” que le proporcionaba el gobierno, por las múltiples amenazas y atentados sufridos.
El mandatario recordó que fue precisamente en Michoacán donde el expresidente Felipe Calderón “le dio un garrotazo al avispero”, generando la ola de violencia que, según sugiere, se extiende hasta la fecha, es decir, dos sexenios después y prácticamente luego de 5 años de mandato obradorista.
Extraviado por completo en sus argumentaciones, AMLO aprovechó para repudiar a los grupos de autodefensa, alegando que es obligación del Estado garantizar la paz, “o sea lo que estamos haciendo y vamos a seguir haciendo”, aseguró, sin percatarse siquiera de la discrepancia absoluta de sus argumentos con la realidad que se vive en todo el país y especialmente ahora en Michoacán.
Cuestionado muy torpemente por la reportera de Proceso sobre su punto de vista acerca del prohibicionismo en materia de drogas, paradigma repudiado por el Presidente colombiano Gustavo Petro, a quien también visitó en esta gira, López Obrador refirió su gastadísimo discurso sobre la importancia de “atacar las causas de la drogadicción y no combatir la violencia con más violencia”, asegurando que ese esquema ha dado resultados positivos, lo que intenta fallidamente demostrar con una gráfica que indica claramente que al inicio de su administración creció mucho la delincuencia en Michoacán y si bien ha bajado últimamente, en realidad se estabilizó en el mismo nivel del inicio, es decir, en el que lo dejó la administración peñista, lo que de ninguna manera justifica sus cuentas alegres sobre “resultados positivos de los abrazos y no balazos”.
No tuvo empacho don Andrés en calificar, al menos en dos ocasiones, de “fachos” a los medios de comunicación que nos atrevemos a cuestionar sus resultados en materia de seguridad, término que se refiere al fascismo y que seguramente escuchó mucho en su vista a Chile.
Sin ánimo de comparar la dictadura del gorila Pinochet con la administración obradorista, no sobra mencionar, sin embargo, que en 17 años que duró la pesadilla militar en el país sudamericano (1973-1990), fueron asesinadas 3200 personas y en cinco años de un obradorismo en México que, asegura don Andrés “garantizar la paz por sus reuniones diarias del Gabinete de Seguridad a las 6 de la mañana”, ya lleva alrededor de 160 mil asesinatos.
Durante el pinochetismo chileno se contabilizaron mil 162 desaparecidos, incluidos niños. En México, han sido reportadas como desaparecidas 290,824 personas entre 1962 y este 2 de agosto de 2023. De esas casi 300,000 personas, 110,106 han sido reportadas como desaparecidas durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
El terrible dramatismo de estas cifras, es decir, la tragedia mexicana actual, elude la condena internacional unánime que priva contra la dictadura militar en Chile, porque está enmascarada con un discurso pretendidamente “progresista”.