La paciencia tiene un límite, parece decirle Peña al trompudo presidente gringo: Por Jesús López Segura / La Versión no Oficial
La gran noticia es que se derrumbaron los acuerdos secretos de Videgaray, o nunca existieron
Como bocanada de aire fresco cayó el tardío arrebato verbal, henchido de un nacionalismo ramplón, del presidente Enrique Peña Nieto ante las reiteradas majaderías de Mr. Trump(a). Pero no tanto porque se crea realmente que don Enrique amaneció ayer, como por arte de magia, transformado repentinamente en un firme líder, capaz de concitar consensos nacionales, motivado acaso por abrumadoras ensoñaciones de fervor patrio. No.
Nos entusiasmó mucho que Peña finalmente abandonara su perpetua política de sumisión frente al insufrible güero naranja -seguida seguramente por sugerencia de su principal asesor, Luis Videgaray-, porque con ello expone a la luz pública una grandiosa noticia, celosamente guardada hasta ayer: no parece haber acuerdos secretos entre la dupla Peña-Videgaray con Donald Trump para imponer una continuidad prianista en el gobierno mexicano, o si los hubo, terminaron derrumbándose ante la irracionalidad imprevisible del racista compulsivo, del loco antimexicano instalado -por la fuerza del marketing político disfrazado de “democracia”-, en la Casa Blanca.
Respiremos tranquilos. La presunta alianza entre Peña y Trump para someternos a un intervencionismo gringo en nuestro proceso electoral, a fin de garantizar continuidad en la política neoliberal seguida por el prianismo gobernante desde hace tres décadas, se debilita. Nada, ni el espaldarazo que le dieron Peña y Videgaray en su campaña a Trump, trayéndolo en calidad de jefe de Estado a Los Pinos; ni las concesiones petroleras; ni el obsequio de nuestra más hermosas playas y productivas minas; nada parece convencer a Donald Trump de imponer a un presidente en México conforme a la tradición más odiosa de la CIA.
Y a menos que la militarización de su frontera Sur constituya el primer paso de Trump para amenazar a los habitantes de su patio trasero en caso de que decidan en las urnas dar un cambio drástico en la política pro yanqui que nos abruma, y el desplante de falso nacionalismo puesto ayer en escena por Enrique Peña no sea más que un guion actuado para curarse en salud ante lo que viene -para librarse de ser acusado de traición a la patria-, parece que los beneficiarios de esta política genocida de “guerra contra el narco” que tantas desgracias nos ha traído y se manifiesta últimamente en el destripamiento de jovencitas embarazadas para robarles a sus bebés, están a punto de salir de esta generosa tierra con todo y sus enormes capitales mal habidos a cuestas. Ya veremos.
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