viernes, julio 26

El Principal enemigo de López Obrador es él mismo: Por Jesús López Segura / La Versión no Oficial

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Anaya se lleva de calle el debate

https://youtu.be/4J88xqBG0g8

 

Como era de esperarse, por sus indiscutibles dotes oratorias, Anaya se llevó de calle el debate presidencial, lo que seguramente le acercará unos puntos a López Obrador, quien tiene altas probabilidades de perder entre las huestes de sus “seguros” seguidores, pero todavía más entre los indecisos.

El argumento que usan los incondicionales de López en el sentido de que “debatir no es lo mismo que gobernar” y que “puedes hablar muy bonito pero eso no significa que seas un buen presidente”, refleja la desesperación que les produce que su idolatrado candidato nomás no parece dar una cuando lo sacan de su zona de confort, es decir, de sus mítines con fanáticos aplaudidores que lo adoran como si fuera un mesías.

López se vio pésimamente preparado. No hizo la tarea y por lo tanto apareció ante millones de televidentes como un hombre de la tercera edad o un niño incapaz de mantener la vertical o de ordenar los papeles de su mochila, moviendo el podio como lo haría un anciano falto de coordinación motriz o un párvulo al que le importa un bledo que lo observen millones de personas.

Es una grave irresponsabilidad de quien nos convoca a “hacer historia juntos” no haber preparado un discurso mínimamente congruente con sus ideas sobre la amnistía, por ejemplo. Era perfectamente previsible que por ahí le iban a “echar montón”, pero él y sus “asesores” no se tomaron la molestia de armar un discurso congruente con lo que el candidato ha perfilado con expresiones vagas.

Andrés Manuel se proyectó como excesivamente confiado y se dedicó antes del trascendental debate a pegar estampitas en un álbum, cuando millones de mexicanos teníamos la vista puesta en él como una esperanza de salir de la tragedia en la que nos han metido los gobiernos prianistas de los últimos 30 años.

Fue una gran decepción ver al único sobreviviente del nacionalismo revolucionario priista callar ante las críticas y eludir explicaciones claras y contundentes que muchos de sus seguidores podrían explicar mucho mejor que él. Da la impresión de que tantos años de lucha lo han desgastado física e intelectualmente.

No cabe duda de que Ricardo Anaya es un hombre con suerte. Todo parece conjugarse para convertirlo en una alternativa viable para vencer en las urnas, sin necesidad de fraude, a López Obrador. Faltan 69 días de campaña y dos debates más. Los priistas no podrán, después de la experiencia de anoche, seguir haciéndose de la vista gorda ante la incapacidad de Meade -un hombre indudablemente talentoso-, de prender en el electorado mexicano.

Margarita hizo su mejor esfuerzo y eso apenas le alcanzó para proyectarse como una rémora de su marido, con discursos huecos, sin substancia ni contenido, ensayados y pronunciados con la grandilocuencia fallida de una competidora de oratoria en una escuela primaria de la provincia más marginada del país.

El Bronco se reveló nuevamente como lo que es: un tipo que usa el estilo típicamente norteño de hablar, con relativa verdad y de frente, pero retratándose a sí mismo como un fascista capaz de violentar la constitución cercenando manos a los ladrones -lo que podría dejarlo manco por las firmas robadas para su registro- o pretendiendo militarizar las preparatorias del país.

Ni a cuál irle. Meade es inteligente y un funcionario eficaz, pero habla con un tonito tan repetitivo y monótono que aburre y, para colmo, nunca se atrevió a criticar a fondo a los priistas que, al arroparlo, lo denigran.

Si Anaya es sincero y logró desmantelar el amasiato prianista por apego a convicciones y no por mera ambición personal, tiene frente a sí una carretera abierta para convencernos. Es el único con la posibilidad de oponerse realmente a López Obrador. Si hubiera una segunda vuelta de seguro ganaría. La misión de los suyos es convocar a los demás candidatos a que declinen por él.

Desgraciadamente para quienes consideramos que la dictadura neoliberal que priva en el país desde hace 3 décadas y que nos tiene sumidos en esta espantosa situación, groseros defensores de ese neoliberalismo salvaje como David Páramo y Ciro Gómez Leyva tienen relativa razón: Todo indica que López Obrador la va a cruzazulear y viendo su desempeño en el debate, quizá eso sea bueno para el país.

Mucho se ha hablado de sustituir a Meade si no repuntaba de manera drástica en el debate. Quizá ahora debería empezar a hablarse de sustituir a López Obrador por alguien menos agotado y capaz de explicar ante el electorado las propuestas de Morena. Alguien como Ricardo Monreal o, viendo su desempeño en la mesa de esta mañana con Ciro Gómez Leyva, alguien como Germán Martínez Cázares.

https://youtu.be/Q8xTpF3-wJI

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