López Obrador no está solo, pero sí mal acompañado: Por Jesús López Segura / LA VERSIÓN NO OFICIAL

La reacción conservadora corrupta se fortalece día con día

Lo que bien podría haber sido un gran festejo nacional para reconocer y aplaudir el enorme esfuerzo que sin duda ha realizado el Presidente López Obrador -hasta eso son capaces de regatearle- para frenar el mayor problema de México, es decir, la corrupción, se convirtió de nueva cuenta en una concentración masiva de acarreados convencidos -porque los hay que sólo van por la torta y el refresco- un discurso considerado por los medios como “triunfalista” y “amañado”, y un catálogo de recriminaciones por cuenta de una oposición frustrada en lo más profundo de su conservadurismo corrupto, que anhela y promueve la gran catástrofe política y económica que confirme sus predicciones apocalípticas sobre el nuevo Gobierno.

Y van, desgraciadamente, ganando terreno.

Siembran el odio cotidianamente desde sus lujosas tribunas mediáticas, concesionadas por el propio Estado al que pretenden destruir. Es imposible un cambio cultural como el que requiere la cuarta transformación sin el concurso decidido, leal, profesional de medios de comunicación masiva en manos hoy de los cómplices y beneficiarios del viejo régimen y no, como debería ser, en manos de profesionales que compartan el sueño de don Andrés y le ayuden a consolidarlo, lo que de ninguna manera significa regresar al viejo “oficialismo” vulgar de las televisoras propiedad del Estado.

Expertos en producción de “noticias”, con todos los recursos del mundo, abocados tiempo completo a detractar, a envenenar, a sembrar odio contra López Obrador, son los que están eclipsando cotidianamente el increíble esfuerzo que hace el Presidente por convencer, desde su modesta tribuna personal del Palacio Nacional, sobre las bondades de un gobierno empeñado en rescatar al país.

Mientras el Presidente -muy mal asesorado en materia de Comunicación Social, por cierto- insista en confrontarse él solito contra la mafia del poder, que sigue moviendo los hilos de la radio y la televisión y se descara cada día más en su intención de destruir la imagen de su Gobierno, ridiculizarla, escupirle todos los días al rostro, la balanza de la opinión pública seguirá inclinándose rápidamente en su contra.

Mientras el Presidente -muy mal asesorado en materia de Seguridad– siga pensando que con combatir a la corrupción gubernamental será suficiente para abatir la violencia criminal desatada, tolerada y hasta controlada por sus enemigos políticos, los índices representativos del genocidio al que nos expuso intencionalmente Enrique Peña Nieto, seguirán creciendo conforme avance este gobierno y no habrá Guardia Nacional capaz de detenerlos, porque lo más probable es que esa misma mafia que saqueó el país siga controlando a los criminales.

Se debe poner un alto definitivo a la campaña contra el régimen que han desatado con furia creciente desde medios radiofónicos y televisivos que, por ser concesionados, están sujetos a leyes que por voluntad propia están obligados a cumplir sin apelar a una mal entendida “libertad de expresión“. Los concesionarios están obligados por ley a fomentar la concordia nacional, no a descuartizarla.

Ningún medio no concesionado, por otra parte, debe ser sometido al escrutinio de la censura. En esos medios debe privar como prioridad el respeto absoluto a su libertad de expresión. Estoy dispuesto a defender con la vida -como dice el clásico (1)- ese derecho. Pero en el caso de los medios concesionados, se debe aplicar la ley con todo rigor para que no usen esas concesiones con la intención cada vez más cínica y descarada de destruir la imagen de un gobierno que lucha por la igualdad y la justicia.

Mientras sigan complaciendo a comunicadores como Carlos Loret de Mola y Ciro Gómez Leyva con la presencia en sus estudios de altos funcionarios de la administración a la que tratan de destruir; mientras avalen que tales defensores de políticos y empresarios corruptos conserven su “respetabilidad” ante el público, estará el nuevo régimen cavando su propia tumba cultural y mediática.

Mientras se comete el doble suicidio de asistir a un debate desigual, como el de esta mañana, cuando en el estudio de Loret presentan con bombo y platillo a los líderes de Morena, PRI y PAN para “debatir” (dos contra uno) sobre el aniversario del triunfo electoral de AMLO y encima Yeidckol se da el lujo de llegar tardísimo, cuando Marko Cortez y Claudia Ruiz ya se habían dado vuelo en su labor destructiva, pues, ¡ni cómo ayudarle a don Andrés!

(1).- “El Clásico”:

‘Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo’ es una de las más célebres citas que se pronuncian cuando alguien quiere dar a entender su disconformidad con lo que su interlocutor dice o piensa pero que la respeta por el fundamental derecho a la libertad que todos tenemos para expresar nuestras opiniones.

Es habitual que esta cita vaya acompañada con la coletilla ‘Como dijo Voltaire…’, atribuyéndosela erróneamente al célebre filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido por el seudónimo ‘Voltaire’.

En realidad, jamás pronunció dicha frase (o al menos no hay ninguna constancia escrita de que así fuera) y debemos realmente la autoría de la misma a la escritora británica Evelyn Beatrice Hall, quien fue una gran estudiosa de la vida y obra de Voltaire y autora de una importante biografía titulada ‘Los amigos de Voltaire’ (The Friends of Voltaire) publicada en 1906.

Fue la propia Evelyn Beatrice Hall quien la pronunció por primera vez y solía utilizarla ilustrativamente cuando quería referirse al modo de pensar, creer y vivir del filósofo al que tanto admiró.

Mientras se auspicie que un patán del neoliberalismo ramplón como David Páramo use el espacio radioeléctrico de los mexicanos para defender los interese de una empresa canadiense en litigio con nuestra Comisión Federal de Electricidad y ofenda con virulencia desbordada al funcionario patriota que brega por nuestros intereses para remendar los contratos leoninos que firmaron los traidores de la patria, la cuarta transformación está en serio riesgo de abortar.