viernes, abril 19

Novatada mediática en la UAEMéx. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Regreso a clases presenciales, bomba de tiempo para familiares y amigos de universitarios

La Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) informó que “debido a que la mayoría de la comunidad universitaria cuenta con al menos una dosis de la vacuna contra Covid-19, hay condiciones para un regreso a clases presenciales“, lo cual se llevará a cabo en unos días, es decir, el primero de febrero.

Entre las actividades sustantivas de cualquier universidad que se precie -como la UAEMéx– de ostentar un alto grado de excelencia académica, destacan la difusión cultural y la divulgación científica, por lo que alarma que se emitan comunicados de prensa que tienden a propagar el prejuicio de que estar vacunado exenta a la persona de convertirse en un potencial portador del virus que, finalmente, terminará por contagiar a personas no vacunadas.

El Ómicron, la variante o cepa por mucho más contagiosa del Covid-19, no está programado genéticamente para respetar la autonomía universitaria, entendida como extraterritorialidad, para usar los términos en los que habitualmente se ubican los conflictos universitarios. No.

La concentración de personas que implican las clases presenciales constituye una provocación innecesaria, que si bien puede dejar a salvo de un contagio grave a la comunidad universitaria si suponemos, como reza el comunicado de prensa de la Universidad, que en su mayoría están vacunados, no rescata a los familiares y amigos con los que conviven los universitarios fuera de clases y que podrían no estar vacunados.

Entendemos que el Dr. Hugo López Gatell se haga como que la virgen le habla para satisfacer la obsesión del Presidente López Obrador -y de su delfina para el Edomex– de que todo el mundo regrese a las escuelas, “el segundo hogar”, pero desconcierta que la UAEM, distinguida por su espíritu independiente, es decir autónomo respecto del poder público, sucumba a esos prejuicios ignorantes y convierta a su comunidad en una agencia masiva de propagación del virus en un estado donde millón y medio de personas no se han vacunado y ocho de cada 10 hospitalizados y fallecidos, corresponden a personas que no estaban inmunizadas.

La “divulagarización” científica y la difusión de prejuicios y mentiras, no constituyen las actividades sustantivas de la universidad. De hecho, esta novatada mediática contra la sociedad mexiquense -gestada incomprensiblemente desde la máxima casa de estudios de la entidad- revela un signo claro de decadencia que debe frenarse de inmediato.

Por lo demás, la educación del futuro apunta claramente a las clases por la vía digital y la universidad estaría obligada a desarrollar programas de educación a distancia en los que universidades privadas les llevan una gran ventaja y que constituyen promisorios proyectos para garantizar la satisfacción de la creciente demanda y para lograr mayores grados de excelencia académica. ¿No cree usted?

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