Entrega Del Mazo el control de la Tarjeta Rosa a Eruviel Ávila. Por Jesús López Segura
Todo apunta a que, de nueva cuenta, Juan Zepeda (ahora con MC) inclinará la balanza contra Morena
LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
El Gobernador Alfredo del Mazo concretó ayer dos movimientos clave en su estructura de campañ… perdón de gobierno, cediendo el control de los programas sociales, es decir, de la Tarjeta Rosa (sobre la que Alejandra del Moral y Eric Sevilla basan su monotemático discurso) a Eruviel Ávila Villegas, a través de Brenda Alvarado Sánchez, paradójicamente el mismo día en que Juan Zepeda les mostró el dedo medio con la nada cordial expresión: “si saben contar, no cuenten con MC para su coalición“.
¿Por qué digo “paradójicamente”?
“El Señor de las Chapitas” (como apodó Brozo a Eruviel, luego de que su amiguito Carlos Aguilar lo maquilló como quinceañera para un debate) patrocinó, según profusos trascendidos de prensa del 2017, la exitosa campaña de Zepeda para gobernador, con un despliegue multimillonario de espectaculares por todo el territorio estatal y un agresivo y al mismo tiempo creativo guion de campaña. Esa exitosa e inédita irrupción del senador oriundo de Neza, marcó la derrota de Delfina Gómez frente a Alfredo del Mazo.
La paradoja consiste en que, al parecer, Del Mazo le estaría encargando a Drácula la custodia de los bancos de sangre de su partido, lo que solo puede apuntar en una de dos direcciones: o Del Mazo quiere que Zepeda repita la hazaña de la elección anterior, o el gobernador está instrumentando lo necesario para entregar la plaza.
Expresado en otros términos: O Eruviel traicionó y dio la espalda a su pupila Ana Lilia Herrera (y por eso lo premia Del Mazo) o le fue encomendada la tarea típica de los espías dobles para engañar al Presidente López Obrador con una rendición fingida, pero alentando al mismo tiempo, por debajo del agua, a Juanito (o a Ana Lilia), siempre para perjudicar, de nueva cuenta, a Delfina.
Como especulan algunos medios que tienen orejas en el PRI estatal (y que ven en estos hechos “una sana inclusión de todos para defender al Estado de México“), Martha Hilda González Calderón renunció a la Secretaría de la Mujer a fin de relevar a Eric Sevilla en el CDE, lo que parece lógico, aunque habrá algunos mal pensados que ubiquen esa renuncia como un berrinche similar al de Ernesto Nemer, cuando le fueron revelados los detalles para encubrir el armisticio que le valdrá a Del Mazo la embajada soñada en El Vaticano, y a toda la clase política del Grupo Atlacomulco años de impunidad y tranquilidad para que prosperen sus malhabidos negocios.
Así que don Alfredo le cede el control de la campaña a Luis Miranda, a través de Alejandro Ozuna. La Secretaría de Organización del PRI al infalible mapache de Villa Victoria. La estrategia mediática (y ayer la secretaría de la mujer, a través de la hija de Arturo Ugalde) al habilísimo César Camacho, capaz de hacerle creer a un pez que puede vivir fuera del agua. Y ahora su programa emblemático de la Tarjeta Rosa al campeón estatal de la extorsión política, El Señor Ávila.
Para que cualquiera de las dos hipótesis planteadas cuadre, Del Mazo tendría que despedir al torpe funcionario que declaró a SinEmbargo que la Tarjeta Rosa es un creativo mecanismo para convertir a las mujeres más pobres de la entidad en matraqueras digitales del gobernador, transfiriendo recursos de Desarrollo Social a Comunicación Social.
But, nobody’s perfect.