Delfinismo vs Moralismo. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Morena mantiene su ventaja de 20 puntos sobre el conservadurismo en Edomex: El Universal
Según la encuesta de Enkoll para El Universal, Delfina Gómez Álvarez mantiene su ventaja de 20 puntos sobre la contendiente del conservadurismo en el Estado de México, Alejandra del Moral Vela. Parametría aumenta esa ventaja a 22 puntos porcentuales, de acuerdo con la publicación respectiva de La Jornada Edomex.
Nadie en su sano juicio se atrevería a insinuar siquiera que El Universal está sesgando los resultados de la encuesta que encarga, avala y publica en sus páginas, detractadas casi a diario por el Presidente López Obrador, poderoso director único de la campaña de la maestra. De La Jornada Edomex, por el contrario, podría decirse que es un diario con inclinaciones editoriales francamente obradoristas y, por lo tanto, delfinistas, fiel a su tradición de izquierda, lo que sea que ello signifique.
Así que el alegato del moralismo sobre un posible sesgo en las encuestas, no se sostiene.
Quien sea que dirija la campaña de Alejandra no parece estar en su sano juicio. Justo a un mes de que la abrumadora ventaja, marcada sistemáticamente por todas las encuestas serias, se cristalice en votos, de acuerdo con la profecía que, inexorablemente, se cumplirá a sí misma -¿alguien todavía lo duda?-, no hace nada drástico más allá de desplantes propagandísticos rutinarios y fanfarrones.
Le siguen apostando -según su genética proclive a la prevaricación de resultados “in situ” (en las casillas, conforme a la divertida tradición de los ratones locos y operaciones tamal), o “in vitro” (el más refinado fraude cibernético), a arrebatar el triunfo el mero día de la elección.
Lo más “creativo” que se les ocurrió recientemente fue que la señora Del Moral hiciera honor a su apellido, declarándose Provida, es decir, en contra de la despenalización del aborto, en un lapsus desesperado que han tratado de ocultar, tarea imposible porque más allá de lo que las damas fifís compartan en el confesionario, la inmensa mayoría de las mujeres mexiquenses, que por miles tienen que ir a abortar a la Ciudad de México, se sentirán traicionadas por la imprudencia (producto, insisto de la desesperación, o de la mala leche) de pronunciarse abiertamente en un tema tan controvertido que cualquier político(a) sensato(a) prefiere eludir, para no herir susceptibilidades de uno, o el otro bando.
¿Por qué considero que podría haber mala leche, o fuego amigo, al interior de la campaña del moralismo?
Desde que se canceló la participación de Juanito Zepeda en la contienda, quedó claro que Alfredo del Mazo abandonaría a doña Alejandra a su suerte. Él, mejor que nadie, sabe lo que el esquirol de la izquierda podría haber hecho en contra de Delfina Gómez, detractando -como en el 17- a su padrino, protector y guía, Andrés Manuel López Obrador. Ésos 20 puntos que todavía separan a las candidatas se habrían reducido al mínimo a estas alturas del partido si Juanito estuviera prestando los servicios que le costaron a la maestra su cuestionada derrota frente a Alfredo del Mazo.
Los indicadores de la cesión de la plaza son muchos y muy claros. El que la valiente candidata de la derecha no lo asuma o lo crea, no cambia un ápice el hecho de que:
1.- Alfredo del Mazo se lavó las manos desde el principio, en parte por el acuerdo, haya sido éste tácito o explícito y, en parte porque no tiene ni la más remota idea, ni el carisma, ni nada de lo que se requiere para ganar elecciones sin un padrino poderos como Peña detrás de él. Su futuro lo vislumbra como embajador en El Vaticano.
2.- Son inequívocos los signos de que, en cualquier momento, puede desatarse el caso Lozoya y la solicitud de extradición del “Licenciado Peña Nieto“, con todo y el aprecio y respeto que le profesa don Andrés por no haberle aplicado el fraude, aunque no tanto, ya lo veremos, como para perder la plaza electoralmente más importante del país.
3.- También el caso Colosio está en la antesala por si se hace necesario explotarlo, en los últimos días de la campaña, con golpes mediáticos contundentes para ponerle la cereza al pastel del desprestigio inmisericorde contra el neoliberalismo que López Obrador impulsa a diario desde su púlpito matutino y ahora con nuevos bríos, enchilado por la forma en que la nomenklatura prianista manejó el asunto de su desmayo que no fue desmayo, sino Covid.
4.- Es muy claro que la estructura de campaña de Ale está partida en dos. Unos quieren que gane (los enviados de Alito) y otros que pierda (los peñistas -para que el pacto sea viable-). Quien le haya aconsejado pronunciarse por la protección de la vida desde su concepción, la está traicionando, como Tessio en el caso de Barzini en la obra El Padrino. Por eso hablo de mala leche. La estructura de doña Delfina, por otra parte, también está partida, pero no en dos, sino en varios pedazos, aunque ninguno de ellos tiene el peso como para afectar el poderoso sostén que le brinda don Andrés.
Quizá demasiado tarde, Ale empezó a soltarse el pelo: “Morena todo lo que toca, lo destruye, y ya lo demostró con los ayuntamientos gobernados por ellos”, soltó ayer la muy valiente, quizá pensando en administraciones desastrosas como la de Juan Rodolfo Sánchez en Toluca, pero sin reparar que el priista que lo relevó en el cargo, Raymundo Martínez, ha resultado igual o peor.