Gobernadores de la 4T cierran filas con el Presidente López Obrador. Por Jesús López Segura
Acusan de irresponsables a opinadores que pronostican violencia política “como estrategia”
LA VERSIÓN NO OFICIAL
En respuesta a las denuncias del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre una “campaña enfermiza” para responsabilizarlo, en sentencia previa, por un posible magnicidio, gobernadores y gobernadoras de los partidos identificados con la Cuarta Transformación emitieron un desplegado llamando a no infundir miedo, ni mentiras, como estrategia política.
La preocupación del mandatario se debe a versiones “prospectivas” sobre posibles asesinatos contra aspirantes presidenciales o periodistas, y que lo señalan a él como responsable. Los periodistas Joaquín López Dóriga, Héctor Aguilar Camín, Raymundo Riva Palacio y Beatriz Pagés, entre otros, han sido identificados y denunciados en La Mañanera como los propagadores de estos infundios adivinatorios.
López Obrador expresó su preocupación por la que, asegura, es “una campaña enfermiza, muy irresponsable, perversa, de mala entraña y riesgosísima”, en el sentido de profetizar el asesinato de aspirantes a la Presidencia (específicamente Xóchitl Gálvez) o algún periodista, y que él sería directamente culpable.
Entiendo perfectamente el punto de vista del mandatario y su séquito incondicional de gobernadores. Sería muy grave, ciertamente, que agoreros profesionales de la catástrofe y difusores histéricos de pánico, trataran de infundir miedo en la sociedad sobre un “magnicidio imaginario” (como dice la señora Vilchis) y que luego algún sicario espontáneo se diera a la tarea de cumplir la profecía, ya sea para validar en los hechos el pronóstico fatídico, abonando a la causa explícita de la reacción, o, en el otro extremo de esta morbosa polarización social y política que nos asfixia a los mexicanos, confirmar que López Obrador y su Corte tenían razón y todo ese griterío del oráculo conservador no era otra cosa que el desbrozamiento del terreno para ganar votos.
Lo único positivo de este festín ciertamente muy irresponsable de dimes y diretes, desde ambos frentes es, a mi modesto entender, la toma de conciencia sobre la urgente necesidad y obligación del Estado de brindar protección eficaz, es decir, del tamaño de su riesgo -lo que imperdonablemente no se cumplió en el caso de Hipólito Mora, por ejemplo- a los candidatos y opinadores, porque vivimos en un país en el que, pese a las cifras alegres de la Presidencia, los asesinatos siguen estando a la orden del día, y el principal responsable de cualquiera de los más de 160 mil ocurridos en esta administración será, desde luego, el que está a cargo en primera y última instancia, con la parte proporcional que le toque a quienes le antecedieron en el cargo. No hay vuelta de hoja.