En apariencia agresivo, el periodista se dejó dominar por “los otros datos” de López Obrador

Fiel a su estilo de acorralar a sus entrevistados, el periodista México-norteamericano Jorge Ramos irrumpió esta mañana en la conferencia de Prensa del Presidente López para cuestionarlo, por quinta vez en lo que va del sexenio, sobre el clima de violencia que impera en nuestra nación, lo cual fue desmentido por el mandatario asegurando que “México es un país pacífico”, pese a los alrededor de 170 mil homicidios dolosos en lo que va del sexenio, y 43 periodistas asesinados, entre otras cifras que Ramos define como “una tragedia que podría alcanzar hacia final de su mandato los 190 mil muertos” y el mandatario prácticamente desdeña como intrascendentes, al menos frente a los cien mil jóvenes norteamericanos que, dijo, mueren al año por el fentanilo. ¡Eso sí es una tragedia!, enfatizó el Presidente.

El centro de la polémica radica en que AMLO sostiene que gracias a la estrategia de abrazar a los delincuentes se ha logrado reducir, en los últimos años, la cifra de asesinatos dolosos en un 20%, dato que choca frontalmente con el hecho -publicado por el propio Gobierno Federal mexicano, en el que Ramos basó sus argumentación- de que en lo que va de sus administración, AMLO ya superó -con mucho- el número de asesinatos respecto de todos los antecesores en el cargo a partir de Salina de Gortari.

López Obrador parece estar muy orgulloso de que en México ahora se tenga un promedio diario de solo 81 asesinatos dolosos, mientras Jorge Ramos sostiene que eso es una verdadera tragedia. López parece reclamarle a Ramos los muertos por el fentanilo en el país donde vive (Estados Unidos) -como si Jorge Ramos fuera una autoridad estadunidense y no un periodista que no tiene responsabilidad alguna en esas muertes- y presume que aquí es muy reducido el consumo de drogas “debido a los fuertes valores culturales, morales y espirituales” en los que se nutre “la potencia cultural mexicana”.

Poco a poco, como si se tratara de una función pugilística en la que el peleador favorito debilitara a su adversario para ganar por decisión, y no por knockout, Ramos fue quedando callado ante la perorata interminable del mandatario, quien prácticamente no lo dejaba hablar.

La despedida de Ramos agradeciéndole al presidente mexicano “la oportunidad de dialogar”, deja entrever para cualquier mal pensado observador de los hábitos chayoteros de muchos pseudoperiodistas en el país, que la función estelar de esta mañana tenía los dados cargados.

O Jorge Ramos no se informó bien, o de plano ignoró datos contundentes que hoy mismo se publican en la prensa nacional sobre el hecho claro de que persiste la violencia en el tramo final del mandato de AMLO, aunque se niegue oficialmente.

A pesar de promesas de pacificación, la violencia continúa en el país, con atrocidades registradas y expansión de grupos criminales.

Cifras de Causa en Común y el CIDE revelan una cruda realidad muy diferente a la narrativa oficial, por ejemplo, en Tabasco, grupos como Los Zetas y el CJNG mantienen una espiral de violencia con masacres y desapariciones. Aunque se reporta una baja en homicidios, el gobierno enfrenta críticas por altos niveles de violencia durante su gestión.

El presidente López Obrador niega masacres desde el Estado, pero datos muestran más de 2,000 eventos violentos desde 2020.

En Chiapas, el presidente señala la complicidad social con criminales, mientras la Guardia Nacional intenta infructuosamente y con autoritarismo evidente “frenar la situación”.

Asesinatos en Guanajuato y Guerrero marcan el inicio de 2024, reflejando la persistencia de la violencia.