Atole con el dedo de la compañera Presidenta a los lloriqueos del Noroñas. AL GRANO. Por Jesús López
Patéticos, además de inéditos reclamos públicos por un hueso donde sea, en el Gabinete o en el Congreso
Gerardo Fernández Noroña, al borde de las lágrimas, afirmó en uno de esos insufribles soliloquios que receta en sus redes sociales que “es incorrecto que digan que los compromisos se cumplen y luego hagan maromas para no cumplir”, refiriéndose a los acuerdos alcanzados tras la encuesta interna para la candidatura presidencial. Según dichos acuerdos, los primeros lugares en la encuesta tendrían garantizadas las coordinaciones de Morena en el Senado y la Cámara de Diputados. Sin embargo, las posiciones fueron asignadas a Ricardo Monreal y Adán Augusto López, quienes no obtuvieron los primeros lugares en la encuesta, dejando a Noroña, que quedó en tercer lugar, sin la soñada coordinación, o un puesto en el Gabinete.
¿Cómo explicarle al Noroñas que sus penosos reclamos públicos por un hueso justifican la imposibilidad de dárselo, como queda demostrado precisamente por su incontinencia verbal?
¿Cómo decirle que es un valioso instrumento (lo que reconoce Claudia Sheinbaum) pero de choque, un porro intelectual verborreico e incendiario como lo demuestran a plenitud sus propios berrinches?
¿No que trabajaba incansablemente al lado del compañero Presidente y de la próxima compañera Presidenta, única y exclusivamente por principios y no por cargos públicos?
¿No se da cuenta el pobre hombre que para integrarse formalmente en posiciones de poder tendrá que demostrar, primero, que sabe algo más que bañar de insultos a sus opositores y guardar ciertas composturas totalmente incompatibles con sus patéticos lloriqueos?