“Siempre vamos a apoyar a Delfina. Es una mujer honesta, de convicciones”: Claudia Sheinbaum
“No conozco en particular por qué no fue en los primeros días [a Chalco], pero está ahí, que es lo importante”
AL GRANO. Por Jesús López Segura
Ante la insistencia de la prensa en cuestionar a la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, sobre lo que se considera como una tardanza imperdonable de la gobernadora mexiquense, Delfina Gómez, en atender el gravísimo problema de las inundaciones en Chalco, pues aseguran los medios se demoró 19 días en acudir al municipio siniestrado por las lluvias, Sheinbaum se limitó a defender a la maestra Delfina con elogios que no derivaron en acciones concretas para colaborar en la solución a corto plazo de la tragedia que viven los habitantes de ese populoso municipio.
“Siempre vamos a apoyar a Delfina. Es una mujer honesta, de convicciones. Y está ahí. Bien podría no haber ido y decir ‘es un problema de los habitantes de Chalco’. Está ahí, está revisando, atendiendo y eso no quiere decir que las autoridades del Estado de México no hayan estado ahí”, dijo la próxima mandataria nacional como si tratara de proteger a una menor de edad acosada por un periodismo injustamente agresivo, muy al estilo del Presidente López.
“Chalco, lamentablemente, toda esta zona del oriente del Estado de México creció en la época de Salinas. Chalco, Chimalhuacán, ya venía desde antes, pero este boom de crecimiento creció a principios de los 90 y son zonas bajas que requieren sistemas de desagüe, de salida de agua importantes” dijo Sheinbaum, nuevamente tratando de desviar la atención de la ineficiencia gubernamental hacia factores históricos y estructurales, es decir, echar la culpa a gobiernos anteriores.
Es notable cómo las respuestas de Sheinbaum se alinean con un discurso de solidaridad, enfatizando que la gobernadora “está ahí”, un intento de mitigar las críticas sobre la tardanza en su respuesta. No obstante, este tipo de justificación puede ser percibido como un intento de diluir la responsabilidad directa de la administración actual, atribuyendo la problemática a cuestiones históricas y a la falta de infraestructura adecuada heredada de gobiernos anteriores.
El hecho de que Sheinbaum desvíe la atención hacia las “fáciles críticas sin información” y mencione la necesidad de ver “exactamente lo que ha trabajado este año la gobernadora”, sugiere una estrategia para minimizar las críticas al centrar el discurso en la complejidad de resolver un problema de larga data. Este enfoque, aunque comprensible desde una óptica política, o incluso de la narrativa típica del hembrismo corporativo, corre el riesgo de parecer insensible ante las urgentes necesidades de los afectados, quienes han visto sus hogares y calles invadidos por aguas negras durante casi tres semanas.
La sugerencia de que la responsabilidad podría recaer en los gobiernos municipales añade otra capa a esta lógica de exculpación, desviando el enfoque de la falta de acción oportuna por parte del gobierno estatal.
Finalmente, la mención de un plan de obras a largo plazo, en colaboración con el gobierno federal y otras entidades, es una promesa que, aunque necesaria, podría ser interpretada como insuficiente en el corto plazo. Las declaraciones de Sheinbaum dejan una sensación de que, si bien existe un reconocimiento de la gravedad del problema, las soluciones ofrecidas son más retóricas que prácticas, con una tendencia a evadir la crítica directa hacia la administración de Gómez.
En conclusión, la defensa de Sheinbaum hacia Delfina Gómez, mientras intenta proyectar una imagen de apoyo y compromiso, revela una estrategia de desviar la atención hacia factores externos y estructurales, lo que podría no satisfacer las expectativas de una población que requiere respuestas y acciones inmediatas frente a una crisis tangible y urgente.