Militares aconsejaron a AMLO posponer su viaje a La Chingada, porque “no hay condiciones de seguridad en Palenque”
La primera masacre migrante del claudismo en territorio mexicano y la más reciente de las muchas del obradorismo, tuvo lugar el martes por la noche en el conflictivo estado de Chiapas. 33 migrantes asiáticos, africanos y latinoamericanos cruzaban hacinados en un camión de redilas el estado gobernado por “el inútil de Rutilio Escandón” (Salvador García Soto dixit), cuando se encontraron con una patrulla del Ejército. Hay distintas versiones sobre los hechos, pero al menos seis personas fueron asesinadas a tiros por los militares, y otros 12 resultaron gravemente heridos.
“Y si eso pasa en la frontera sur de Chiapas, en el norte del estado la situación no es muy distinta. En Palenque y Ocosingo los grupos criminales controlan comunidades enteras cobrando extorsiones y amedrentando a la población, los ataques en comunidades indígenas han crecido en este año y en otros municipios como Tila, Salto del Agua y Tumbalá, limítrofes con Tabasco, se reporta un aumento de secuestros y homicidios, al grado que el expresidente López Obrador tuvo que posponer su retiro a su paraíso personal en ‘La Chingada’, porque desde el Ejército le dijeron que no había condiciones de seguridad para que se fuera a vivir a su rancho”, anota Salvador García Soto en su columna Serpientes y Escaleras (“El inútil Rutilio y la tragedia de Chiapas”. El Universal).
Cuestionada al respecto en su versión de La Mañanera [diferente a la de AMLO en la medida en que aquélla no era una conferencia de prensa, sino una tribuna de adoctrinamiento ideológico masivo], la Presidenta Claudia Sheinbaum declaró que los soldados responsables de los disparos ya están en manos de la Fiscalía de Gertz Manero [lo que de ninguna manera significa nada para los mexicanos que llevamos 6 años al hilo observando la absoluta complicidad de ese fiscal Florero con cualquier delincuente que no lo afectara en lo personal].
También doña Claudia, en su cada vez más clara confusión, dijo que ya giró instrucciones a los jefes militares para que eviten repetir situaciones así, es decir, se abstengan de violar derechos humanos de ciudadanos nacionales y extranjeros en nuestro territorio, lo que revela la infinita puerilidad de quien piensa que con girar instrucciones es suficiente para evitar lo inevitable: pedir a soldados que respeten derechos humanos, cuando cualquier niño de secundaria sabe que están entrenados para la guerra y no para tareas de Seguridad Pública -como el propio AMLO repetía hasta el cansancio en su campaña-, equivale a pedirle al sol que deje de brillar.
Los soldados merecen todo nuestro respeto, incondicional y sincero, porque la disciplina militar les exige seguir órdenes sin dudar un segundo ante el imperativo de la guerra, donde se juegan la vida y la de sus conciudadanos, sacrificio brutal que en muchos casos los convierte en seres humanos que renuncian a su capacidad de pensar y tomar decisiones propias, so pena de sufrir graves consecuencias.
En su descarada hipocresía, AMLO llegó a decir en campaña que podría incluso tomar la decisión, una vez en el poder, de desaparecer al Ejército mexicano, como hicieron en Costa Rica, porque, de cualquier modo -argumentaba- cuando la Patria ha llamado a sus hijos a defender nuestra soberanía y nuestro territorio, han sido los civiles los que mejor han atendido a ese llamado. Claro que si ahora le preguntan al expresidente por qué después de semejantes declaraciones propagandísticas terminó empoderando al Ejército y obligándolo a realizar tareas de Seguridad Pública para las que no está formado, respondería que no es cierto. Que él nunca dijo eso.
Qué vergonzoso que “el mejor presidente de México“, según Claudia Sheinbaum, tenga que “aclimatarse” unos días en su depa de Copilco, por miedo a la violencia que ni él ni el cuñado de Adán Augusto fueron capaces de controlar en Chiapas, mientras pueblos enteros de indígenas originarios –tan festejados en la retórica actual, por los obsoletos diferendos con España— tengan que huir de sus comunidades porque los amigos de don Andrés, es decir, los Chapitos y los Mayitos, andan disputándose esos territorios.
En algún momento de su administración, y mientras más pronto mejor, doña Claudia va a tener que desmentir el mito propalado por López Obrador de que solo en manos de los militares la policía encargada de la Seguridad Pública garantiza que no ocurrirá lo que pasó con Genaro García Luna. Esta patraña difundida con el método goebbeliano de repetir una mentira hasta que se asimile como verdad, postula que los soldados son incorruptibles y que ni AMLO, ni su sucesora en el poder, serían capaces de poner al mando de la Guardia Nacional civil –como mandaba la Constitución antes de que la violaran con una mayoría calificada espuria–, a un personaje valiente, patriota e incorruptible.
@notiguia_tv Cuestionado en La Mañanera sobre sus promesas de campaña de regresar el #Ejército a los cuarteles, el Presidente #LópezObrador se desmintió de manera tajante, contra muchas evidencias videográficas…
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