miércoles, julio 30

¿Hay línea de Sheinbaum para ir por la cabeza de Adán Augusto? AL GRANO. Por Jesús López Segura

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Denuncia Willy Ochoa, exgobernador interino de Chiapas que “La Barredora” operaba ahí desde 2019

La narrativa oficial de la Cuarta Transformación comienza a tambalearse bajo el peso de sus propias contradicciones, y el fuego amigo ya no es un rumor: es una andanada directa. Las recientes declaraciones del exgobernador interino de Chiapas, Willy Ochoa Gallegos, no solo desenmascaran al exmandatario Rutilio Escandón como presunto facilitador del crimen organizado, sino que parecen ir dirigidas a un objetivo mucho más alto en la jerarquía obradorista: Adán Augusto López Hernández, cuñado del señalado y pieza clave en el maximato obradorista.

Ochoa no se anda por las ramas: afirma que “La Barredora”, célula criminal supuestamente liderada por el hoy prófugo Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad en Tabasco, comenzó a operar en Chiapas desde 2019, justo cuando Rutilio Escandón tomaba posesión. ¿Coincidencia? Poco probable, si se considera que Escandón era el operador más leal de Adán Augusto en el sur, su alfil en la plaza chiapaneca.

Pero lo verdaderamente revelador es el momento y la procedencia de la denuncia. ¿Desde cuándo un exgobernador interino se lanza con tal ferocidad mediática sin tener al menos la venia del gobierno en turno? Todo apunta a que Claudia Sheinbaum ha comenzado a mover las piezas para neutralizar a quien fue uno de los más cercanos a su antecesor y hoy representa un foco de poder paralelo y potencialmente desestabilizador: Adán Augusto, el “hermano” político de AMLO.

Las acusaciones no son menores: omisión, complicidad o cobardía frente al crimen organizado. Palabras que, en el contexto de la 4T, equivalen a traición al proyecto. Willy Ochoa lanza su denuncia con precisión quirúrgica, respaldada por filtraciones periodísticas y con el dedo apuntando directamente hacia el “Grupo Tabasco“, una red de funcionarios colocados estratégicamente en Chiapas gracias al vínculo familiar y político con López Hernández.

La difunta Rosalinda López, hermana de Adán Augusto y esposa de Rutilio, fungió como Administradora General de Auditoría Fiscal del SAT. Desde esa atalaya, tejía hilos de poder que se extendían a las secretarías más sensibles del estado.

El mensaje es claro: si el Cártel Jalisco Nueva Generación y su franquicia “La Barredora” encontraron en Chiapas terreno fértil, fue porque el “Grupo Tabasco” abrió la puerta. Y si eso ocurrió, es absolutamente impensable que Adán Augusto no estuviera enterado.

Que la denuncia llegue justo cuando Escandón busca un premio consular en Miami y que Ochoa haya enviado incluso una carta a Donald Trump advirtiendo sobre sus presuntos vínculos con el narco, sugiere que la ofensiva es seria y con implicaciones internacionales.

¿Está Claudia Sheinbaum trazando el camino para desmarcarse definitivamente del ala más oscura del obradorismo? ¿O simplemente busca sacrificar a un “hermano incómodo” para ganar legitimidad en su pretendido combate contra la impunidad? Lo que resulta innegable es que Adán Augusto López, otrora favorito presidencial y operador político del sureste, está hoy más cerca de la hoguera que del Olimpo.

Y si la 4T de verdad quiere limpiar la casa, tendrá que empezar por barrer, precisamente, a “La Barredora”… y a quienes la protegieron desde las entrañas del poder.

En tiempos de Salinas de Gortari se protegía a un Cártel y se combatía a sus competidores para dar la impresión de “una lucha franca contra el crimen organizado, garantizando que el cártel amigo mantuviera una actitud civilizada frente a la sociedad civil y asegurando vastos recursos, en dólares, para financiar sindicatos, periodistas y la compra de empresas paraestatales a través de prestanombres. La verdadera pax narca.

En tiempos de Calderón se desató la guerra generalizada contra todos los cárteles, involucrando al Ejército, patada al avispero que generó un auténtico genocidio en el país y no tuvo resultados positivos por la traición de García Luna, magnificada con la complicidad o estupidez del comandante Borolas.

Ahora, sabemos que los abrazos y no balazos del obradorismo fortalecieron al Cártel de Sinaloa (vía el gobernador Rocha Moya) pero al mismo tiempo al Jalisco Nueva Generación, vía Adán Augusto en Tabasco y Rutilio Escandón en Chiapas. Esta política atrajo cuantiosos recursos para el proyecto, pero no a cambio de la pax narca imposible de lograr cuando se deja actuar con libertad a todos los grupos criminales que, al menos durante el salinato, no se salieron de control.

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