Saldos educativos del obradorismo: Nueve de cada diez, reprobados en matemáticas y lenguaje

Ocho de cada diez estudiantes de secundaria, con deficiencias graves en su aprendizaje general
En los saldos del “humanismo mexicano”, la educación pública aparece con números rojos. Ocho de cada diez estudiantes de tercero de secundaria no lograron demostrar aprendizajes plenamente desarrollados, y nueve de cada diez exhiben deficiencias graves en matemáticas, lenguaje y pensamiento científico, de acuerdo con la última evaluación diagnóstica aplicada por la desaparecida Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).
Los resultados, publicados por El Universal, muestran un panorama alarmante: la gran mayoría de los alumnos que terminan la secundaria apenas dominan lo elemental en comprensión lectora y razonamiento lógico. En los campos formativos Saberes y pensamiento científico (que incluye Matemáticas) y Ética, naturaleza y sociedades, nueve de cada diez estudiantes reprobaron; en De lo humano y lo comunitario, apenas dos de cada diez alcanzaron un nivel satisfactorio.
En otras palabras, tras seis años de “revolución educativa” sin evaluación ni corrección, el país produce generaciones enteras de jóvenes que no entienden lo que leen ni saben qué hacer con los números.
La evaluación —realizada en más de mil escuelas y aplicada a medio millón de estudiantes— confirmó que el fracaso no es exclusivo de la secundaria. En primaria, los alumnos de tercer grado fueron los peor evaluados: sólo 13.3% mostró aprendizajes desarrollados en Lenguajes, y menos del 19% en pensamiento científico.
Para los especialistas, los resultados no son una sorpresa, sino la consecuencia natural de haber borrado los programas de reforzamiento académico tras la pandemia y de haber reducido la educación a un discurso ideológico. Según el organismo civil Educación con Rumbo, casi un millón de estudiantes abandonaron las aulas durante el ciclo 2024-2025.

El exsecretario de Educación de Sinaloa, Juan Alfonso Mejía, advirtió que este rezago educativo “condena a los jóvenes a la cola del mercado laboral”, atrapados en empleos mal pagados y sin posibilidad de desarrollo. “Los estudiantes que hoy reprueban matemáticas serán los que mañana queden excluidos de los sectores tecnológicos, porque no tienen las bases para entender la inteligencia artificial ni el pensamiento lógico”, señaló.
Erik Avilés, académico del Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación, va más allá: “Estamos creando una generación incapaz de distinguir hechos de opiniones, evidencia de propaganda o información verificada de noticias falsas. Serán presa fácil de discursos populistas, teorías conspirativas y charlatanes”. Una descripción que, en el contexto político actual, suena menos a advertencia y más a diagnóstico.
La fundadora de Educación con Rumbo, Paulina Amozurrutia, coincide: “Un joven sin comprensión lectora ni pensamiento matemático está condenado a trabajos precarios y a depender de subsidios”. En otras palabras, el modelo educativo del obradorismo no sólo fracasó en enseñar a pensar, sino que parece diseñado para mantener a los jóvenes justo en el nivel de dependencia que garantice su lealtad electoral.
El deterioro educativo que Mejoredu alcanzó a documentar antes de su desaparición confirma lo que ya había advertido PISA 2022: el país se hunde en un retroceso generacional que compromete su competitividad, su productividad y, sobre todo, su futuro.
El obradorismo podrá presumir becas, discursos y “humanismo”, pero los números hablan por sí solos: una educación pública colapsada, maestros desmotivados, estudiantes desorientados y una nación que, a este paso, sólo será potencia en ignorancia administrada.





